El Dragón de Fuego
Seres que se encuentran entre el cielo y el infierno sin poder escapar
Hay cuentos sin final feliz. Historias universales de dolor y tragedia que se repiten sin cesar. Escenarios que mutan de los bajos fondos de Lavapiés a los barrios de Buenos Aires. La conexión entre la capital española y la ciudad de la furia nunca se cerró. Y de nuevo jóvenes artistas y actores vienen con su obra debajo del brazo para deleitar al público porteño.
En esta ocasión, la sala El Damero de Buenos Aires se convierte en el depósito de un club de alterne de carretera donde viven y trabajan Eva y Ángel.
"Es uno de esos lugares por los que pasamos a más de cien km por hora y casi preferimos no mirar no imaginar lo que allí dentro se cuece"comenta la directora argentina Gina Piccirilli.
Un lujo de historia creado por Roma Mahieu que a través de dos hermanos (Ángel que tiene capacidades diferentes, y Eva que siempre soñó con cantar y bailar) nos muestra un retazo de esas realidades que intuimos y que el teatro nos permite descubrir como realmente son.
Excelentes interpretaciones de los actores españoles, Pedro Lozano y Pilar Vilaplana, basadas en la sinceridad y la necesidad de que este día, entre esos dos hermanos que tanto se aman, sea diferente.
La puesta en escena está apoyada en las interpretaciones, resaltando la desnudez de la realidad en las que se mueven estos dos seres que transitan todo el tiempo entre el humor, el amor, los sueños y los recuerdos, sin artilugios que puedan esconder las aristas de la realidad tal como es.
Si viéramos esta historia en TV tal vez cambiaríamos de canal allí en el teatro estamos dentro no hay mando a distancia, los latidos, la respiración y las emociones se tocan, se viven. Se quedarán en la retina, en el alma.
Juntos y pese a todas las dificultades intentan ser felices. Se aman profundamente y son imprescindibles el uno para el otro pero la realidad del día a día, la frustración de ella y su adicción al alcohol, y los problemas mentales de él, sumados a lo difícil que se torna ver algo de luz desde ese agujero en el que están sumidos, hacen que un día vaya pesando más que otro y que otro.
Lo más importante es que buscan ser felices. Sueñan, ríen, lloran, se aman y se odian con la misma intensidad. Emociones a flor de piel con el espectador presenciando desde muy cerca una realidad que de otra manera podría intuir pero no ver tal y como es.
El Dragón de Fuego se estrenó primero en Madrid. En Buenos Aires estará en cartelera dos semanas más. Aunque tras el éxito cosechado en Argentina, Pedro y Pilar sueñan con volver a interpretar la obra en España.