El último baile de Patrick Swayze
«Dirty Dancing» se convierte en el enésimo clásico convertido en musical que desembarca en la cartelera madrileña antes de comenzar la gira nacional
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«Dirty Dancing» se convierte en el enésimo clásico convertido en musical que desembarca en la cartelera madrileña antes de comenzar la gira nacional
Es tiempo para los nostálgicos de los ochenta, para las y los enamorados de Patrick Swayze y para los fans de los clasicazos del cine romanticón. Llega al Nuevo Teatro Alcalá uno de esos bailes que han marcado los guateques en los últimos treinta años, a la vez que complicaba la existencia de muchos en la pista al entrar en comparaciones: el «(I’ve Had) The Time of My Life» –Oscar a la Mejor Canción incluido– con el que la pasión entre Johnny y Baby explota en «Dirty Dancing». El último musical en llegar a la cartelera madrileña –saltará a Barcelona del 9 de febrero al 12 de marzo y después comenzará una gira por diferentes ciudades de España– es el que Eleanor Bergstein se inventó en formato filme a finales de esa década y que desde que en 2004 se estrenara en Australia no ha parado de girar en las tablas.
Misma trama, misma autora: «Fue la inmensamente generosa respuesta de los fans la que finalmente me animó a hacer de “Dirty Dancing” un musical de teatro. Dado que la gente veía la película una y otra vez, pensé que lo que realmente querían era estar presentes cuando la historia ocurría, y el teatro ofrece la oportunidad de tenerlo en vivo y en mayor cantidad. El escenario posee profundidad, mientras que la pantalla es plana, así que algo más ocurre. A tu alrededor o detrás de ti, antes o después». Punto en el que incide el director del musical, Federico Bellone, cuando afirma que «no hay que olvidar que el público viene por la película, por lo que no conviene cambiar demasiadas cosas. Saben lo que vienen a ver. Aun así, claro que tienen partes diferentes, como que hay más danza, pero, honestamente, es lo mismo».
- Desquite de la autora
Y en la parte musical ocurre igual, las ya míticas «Hungry Eyes», «Hey! Baby», «Do you Love Me?» y «(I’ve Had) The Time of My Life», entre otras, se amplían en esta versión, que significó la oportunidad de añadir «canciones que Eleanor Bergstein siempre había querido que fueran parte de la banda sonora, pero que no fue posible incluir en la película», presentan. La historia base se mantiene igual, pero –continúa Bergstein– «he añadido más escenas de amor entre Baby y Johnny, más sobre los padres de ella, de Neil y del entorno de lo que sucede en el hotel Kellerman’s en ese momento. Era el verano de la lucha por los derechos civiles, el discurso de “I have a dream” de Martin Luther King tuvo lugar en Washington en el mismo momento en que Baby y Jonnhy estaban en Kellerman’s. Para mi sorpresa, ahora creo que todo este tiempo la forma natural de ser de “Dirty Dancing” era el teatro en vivo».
Porque si se rodó en 1986 y se estrenó un año después, la trama se ambientó en el Estados Unidos de 1963, un periodo de cambios que influirían en la historia venidera. Alcatraz, la mítica prisión de la bahía de San Francisco, cerró; por el contrario, se inauguró la primera disco del país en Los Ángeles: el «night club» Whiskey-a-GoGo; Los Beatles ya comenzaban a sonar al otro lado del Atlántico; la soviética Valentina Tereshkova situó a la mujer en el espacio en plena Guerra Fría; se escuchaban las ya citadas palabras de Luther King y sucedía el asesinato de JFK cuando paseaba en su descapotable por Dallas. La clase media del país rompía con las normas impuestas y la libertad sexual empezaba a aflorar empujada por una música más atrevida. Y en ésta aparecen en la imaginación de Bergstein Francesc «Baby» Houseman y Johnny Castle, dos personajes para Jennifer Grey y Patrick Swayze. Él, un fornido profesor de baile; ella una inocente adolescente de 17 años que en unas aburridas vacaciones con sus padres en el lujoso hotel Kellerman’s descubrirá un nuevo mundo empujada por los provocativos e hipnóticos ritmos musicales. Los dos encarnarán esas diferencias de clases y la lucha por cambiar las normas establecidas.
- De toda la vida
Ahora, el turno de Swayze y Grey lo toman Amanda Digón y Christian Sánchez, que hablan así de una oportunidad con la que soñaron de pequeños y ahora se les pone ante ellos en el Nuevo Alcalá: «Es ese clásico que ha marcado un ante y un después a varias generaciones, que todo el mundo tiene en mente y que, como bailarines, siempre hemos querido hacer en algún momento. De esas pelis que hay en casa y las recuerdas de toda la vida». Un imaginario que aun así les ha hecho no fijarse demasiado en los protagonistas originales «porque hay que hacerlo tuyo», apunta Digón. Y Sánchez completa: «Intenté no ver la película más veces cuando me confirmaron el papel porque un personaje tan icónico como Johnny Castle o como el actor Patrick Swayze es imposible de alcanzar. Como eso no se puede mejorar, sólo puedo aportar lo que tengo con verdad y carisma».
Chico conoce a chica, se gustan, se quieren, no les dejan y tienen que luchar contra todo por lo que se intuye que es el amor de sus vidas. Una trama que se ha repetido en infinidad de ocasiones, pero que en ésta marcó un hito. La película reinventó el género de baile con un nuevo estilo picante que llegó a los espectadores. Algo que Gillian Bruce, coreógrafa del montaje, ha querido recoger: «Lo más importante es hacer algo “dirty” que vaya hacia lo erótico y no lo vulgar, que la línea es delgada».
El reciclaje de los clásicos
Todo vale para ampliar el momento de una película y, con él, el de su capacidad de generar ingresos. Suerte de los clásicos que nunca pasan de moda y que encuentran una segunda vida encima de los escenarios. Igual que le ha pasado a «Dirty Dancing», otros dos mitos del cine como «Siete novias para siete hermanos» y «Sonrisas y lágrimas» hallaron acomodo en su versión musical. Como «Víctor o Victoria», «Priscilla, reina del desierto» y «Sister Act» –las dos últimas también en el Nuevo Teatro Alcalá–. «Mamma Mia!», después de que la cinta relanzara a Abba, fue otro ejemplo. Y qué decir de «El rey León», que gobierna la Gran Vía desde hace cinco años.
- Dónde: Nuevo Teatro Alcalá (Calle Jorge Juan). Madrid.
- Cuándo: hasta el 5 de febrero.
- Cuánto: desde 40 euros.