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Elejalde y Lennie a dentelladas

Con las localidades agotadas hace tiempo, aterriza en Madrid, dentro del Festival de Otoño a Primavera, «La clausura del amor»
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La dureza de la función, que ha hecho que más de un espectador en el Grec de Barcelona se revolviese en su asiento con cierta desazón, no ha sido óbice para que la obra se haya venido representando con notable éxito en otros países, desde su primer estreno en el Festival de Aviñón de 2011. A las órdenes del propio dramaturgo francés, los actores Bárbara Lennie e Israel Elejalde protagonizan ahora, en esta versión española, el violento y sincero diálogo de una pareja que está a punto de poner fin a su relación. Un enfrentamiento sin cuartel basado en los reproches y manipulaciones inherentes al propio sentimiento amoroso y a la condición ciertamente egoísta, en mayor o menor medida, del ser humano.
En esa encarnizada lucha, Rambert contrapone además, como explica Elejalde, dos maneras distintas de entender el amor: «Mi personaje no cree que pueda haber amor si ya no existe pasión. Ella, sin embargo, piensa que una vez que la pasión se ha desvanecido hay otras muchas cosas importantes que pueden mantenerlos unidos. Él además siente terror ante ella, porque la considera más fuerte que él; así que decide, en un arrebato de valor, iniciar una conversación durísima tras la cual será imposible continuar la relación. Pero, claro, cuando él calla, ella toma la palabra y es quien expone sus razonamientos».
Ésta es la cuarta vez que Elejalde comparte escenario con Bárbara Lennie. Ambos han protagonizado buena parte de los montajes que Miguel del Arco ha dirigido con su compañía Kamikaze –la cual participa también en la producción de «La clausura del amor»–; pero quizá este proyecto, por el asunto que aborda la obra, tenga un morbo especial para el público, dado que los dos actores son pareja en la vida real y además prestan a sus respectivos personajes sus verdaderos nombres. «Es cierto que hay una especie de turbación extraña en el hecho de llamarnos con nuestros propios nombres teniendo la relación que tenemos; una turbación que nos afecta a nosotros, que interpretamos a esos personajes, y quizá también al público que lo está viendo», confirma Elejalde.

- Nueva expresión

Pero no sólo son las posibles concomitancias entre realidad y ficción las que hacen este trabajo diferente a cualquier otro en el que se hayan embarcado antes los dos protagonistas. El actor –a quien podremos ver también esta temporada con la Compañía Nacional de Teatro Clásico dando vida a «Hamlet»– asegura que hay algo en la estructura y en la forma de expresión de «La clausura del amor» que ellos anteriormente «no habían tocado»: «No es una obra concebida de manera aristotélica, con apertura, desarrollo y cierre. Empieza a cien y se mantiene a cien hasta el final, con la misma energía. Es una función en la que el dolor más profundo de los dos personajes tiene que aflorar en una especie de arrebato de dos horas. Rambert tiene una forma de ver el teatro muy especial, próxima a la vanguardia; pero se apoya mucho en el trabajo de los actores».
Sin embargo, estos actores, a su vez, han de apoyarse mucho en el texto de Rambert, porque para el dramaturgo, que dirige en Francia desde 2007 el Teatro de Gennevilliers, en esta obra lo más importante es el lenguaje. «La forma en cómo utilicemos el lenguaje en determinadas circunstancias es más efectiva que la tortura física –asegura–. Las palabras dichas actúan sobre el cuerpo con dureza, y podemos ver cuál es el efecto de ese lenguaje, que sale de un cuerpo, atraviesa un espacio y llega al cuerpo del otro».
- Dónde: Teatros del Canal (Sala Verde). Madrid.
- Cuándo: del 11 al 15 de noviembre.
- Cuánto: de 10 a 22 euros.