«La flaqueza del bolchevique»: Receta de amor contra la amargura

Aunque, obviamente, no tiene nada de nuevo llevar al teatro un material literario que originalmente no ha sido concebido para tal fin, sí parece que en los últimos tiempos hay cierto gusto por lo difícil y cierto interés en algunos dramaturgos, directores y productores por llevar a las tablas aquellas novelas que, a priori, son más bien poco teatrales.

Y este es el caso de «La flaqueza del bolchevique», la obra con la que Lorenzo Silva fue finalista del Premio Nadal en 1997 y que ahora David Álvarez ha adaptado en un montaje que codirige con el actor y protagonista –junto a Susana Abaitua– Adolfo Fernández. Y no son malas las soluciones que presenta la versión para contar esta historia que se inicia con un accidente de tráfico, que continúa con el acoso de uno de los dos implicados a la conductora del otro vehículo, tras sufrir por parte de ella los insultos y desprecios más variopintos, y que culmina con la sincera relación afectiva que establece ese amargado acosador con la hermana de su víctima.

La adaptación teatral aprovecha la condición de narrador que ya tiene el protagonista en la novela para que éste entre en relación directa con el público y pueda tenderle unos lazos que permitan hacer discurrir la función por un conveniente terreno de intimidad y calidez. Adolfo Fernández, con sobrado oficio para tales menesteres, corre así raudo por los acontecimientos más narrativos y, en una especie de conversación con el espectador –como si de una «stand-up comedy» se tratara–, va «relatando» con agilidad lo que ocurre fuera de escena para que lo que sí es acción dramática resulte comprensible. Y es en esta otra parte más teatral donde tiene que medirse, ya en la piel del personaje, con una estupenda Susana Abaitua –es la tercera vez que ambos actores coinciden en un elenco– que interpreta a la hermana de la accidentada y que, a pesar de su juventud y su todavía corta trayectoria, sigue creciendo artísticamente a un ritmo vertiginoso. «La flaqueza del bolchevique» es una propuesta bien ejecutada que peca de excesiva sencillez, pero que aborda con humor y tino la naturaleza de nuestras relaciones, dominadas por el resentimiento o por el amor, y atravesadas siempre por el azar.