Mikolaj Bielski: «El lugar que antes ocupaba el teatro ahora es de las discotecas»
Réplika recupera desde hoy «El éxtasis de los insaciables», un diagnóstico de la civilización actual a través de los arquetipos sociales.
Réplika recupera desde hoy «El éxtasis de los insaciables», un diagnóstico de la civilización actual a través de los arquetipos sociales.
No es éste un espectáculo apto para menores. Se trata de una función inclasificable, de una experiencia escénica, en un ambiente psicodélico, con música electrónica y en directo, con luces estroboscópicas... Una «rave» teatral. «El éxtasis de los insaciables» realiza un diagnóstico sobre la civilización actual a través de ciertos arquetipos sociales. Está basado en textos dramáticos de Stanisaw Ignacy Witkiewicz. Fue estrenado en noviembre de 2016 y ha sido galardonado recientemente con el Premio ADE «José Luis Alonso» para jóvenes directores. La obra estará hasta el 14 de mayo en Réplika Teatro. Mikolaj Bielski, su director, demuestra que en el teatro todo es posible. Arriesga. Y gana.
–¿Por qué ese título?
– Son dos términos que resumen lo que buscaba Witkiewicz a través del teatro, esa experiencia radical. La insaciabilidad es uno de los conceptos fundamentales en el autor, que tiene mucho que ver con cierta ambición de profundidad a la hora de estar en el mundo.
–«Insaciabilidad» dibuja la atmósfera de podrida decadencia en la que se cuece el fin de una época. ¿Como ahora?
–Estamos en un momento de transformación. Hay una crisis de legitimidad total de un sistema armado ideológicamente desde la Guerra Civil, en el caso de España, y desde la Segunda Guerra Mundial, a nivel global. Somos el preludio de algo nuevo que está por llegar. También es un momento fascinante, que abre nuevas posibilidades.
–Si los grandes temas del siglo XX fueron el envilecimiento social, la intolerancia fanática y la degeneración del arte, ¿cuáles son los de este siglo?
–(Piensa) Esa crisis de credibilidad de todo un aparato ideológico. El teatro en España tiende a reproducir continuamente ciertos lugares de comodidad, poniendo en escena simplemente discursos de reconocimiento. Resulta absolutamente necesario vivir el teatro como el lugar de la diferencia. El teatro en este país se mantiene en una zona de confort. Ha dejado de ser un espacio de búsqueda.
–¿Qué debe buscar?
–Lo desconocido. Es el lugar donde todo es posible. Debe moverse en lugares de riesgo para poder iluminar lo oculto y, al final, caminar mejor.
–¿Caminamos hacia el precipicio?
–Hay de todo. Las normas sí que están en un camino suicida, pero algunas personas luchan a diario para huir de ese precipicio.
–¿Se puede evitar la caída?
–No lo sé, pero el teatro es uno de los medios para lograrlo. La especie humana atraviesa un momento de crisis. Tenemos todo a nuestro alcance para saber, para conocer más allá de lo mediado de la información. Disponemos de herramientas para hacer arqueología. El mayor mal de esta sociedad es la superficialidad y la indiferencia hacia las consecuencias de nuestros modos de vida. Sobre todo en Occidente.
–¿Está drogada nuestra sociedad?
–La sociedad necesita de ciertas drogas para seguir caminando sin mirar lo que hay dentro de cada uno, y en el exterior.
–¿A qué drogas se refiere?
–A ciertas ideologías que nos mantengan en una ceguera aparente ante consecuencias cada vez más evidentes de nuestros métodos y ritmos de vida.
–¿Con qué rompe este espectáculo?
–Intenta ser un trabajo honesto, el inicio de un camino hacia la búsqueda de una experiencia escénica que vaya más allá de la reproducción de un cierto discurso ya conocido.
–No resulta apto para menores.
–No. Hay un lenguaje y escenas de cierta violencia, acorde con la sociedad. Es muy importante el espacio sonoro en directo que hace el grupo ErRor Humano. El lugar que ocupaba antes el teatro, en cierto sentido, lo ocupan ahora las discotecas, que son espacios de ruptura donde la gente va a refugiarse y a romper con una cierta cotidianeidad. En sus orígenes, lo ritual del teatro estaba en ser lugares de ruptura y de comodidad. Hoy en día, las discotecas son espacios de ruptura, pero no de comodidad. Y la música electrónica es el reflejo de esos lugares desprovistos de comodidad, aunque provistos de ruptura.
–Las discotecas son lugares de escape.
–Claro, en un momento histórico en el que el arte ha dejado de tener esa cualidad. Máxime, para los jóvenes.
–¿Su imaginación tiene límites?
–Eso lo tienen que decir los espectadores.
–¿Cuándo entra usted en éxtasis?
–Cuando hago teatro.
–¿Se considera una persona insaciable?
–Se necesitaría de una vida externa para contestar a eso. Y es que la insaciabilidad implica no tener un límite.
–¿Pero a usted qué le sacia?
–(Piensa) Tener la seguridad de que he hecho todo lo posible por dar visibilidad a una cierta problemática común.