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Politkóvskaya, caso abierto

Lluís Pasqual y Míriam Iscla recuperan en «Mujer no reeducable» la historia de la periodista rusa que por su oposición al conflicto checheno y al presidente Putin fue asesinada
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Lluís Pasqual y Míriam Iscla recuperan en «Mujer no reeducable» la historia de la periodista rusa que por su oposición al conflicto checheno y al presidente Putin fue asesinada
Las cabezas cortadas de los guerrilleros colgadas como si fueran coronas de laurel, también otros restos humanos reventados y esparcidos por las granadas, competiciones entre militares por ver quién es el «macho alfa» entre los cazurros y logra poner el listón de violaciones más alto, atentados suicidas en el centro de Grozni, corrupción elevada a límites siderales que se enmascara detrás de una dudosa y parcial realidad televisiva, las carnicerías del teatro de Dubrovka de Moscú y de la escuela de Beslan... Stefano Massini no dio margen a las concesiones en «Donna non rieducabile» –«Mujer no reeducable»– (2007), y plasmó la crudeza de los chantajes, las represalias, los sobornos y la desesperación del infierno ruso-checheno de principios del siglo XXI –conflicto ya enquistado desde finales del XVIII–. Aunque el italiano no hizo más que convertirse en el altavoz continuista de esa testigo «no reeducable», como la tenía clasificada el Kremlin, que silenciaron a las bravas: Anna Politkóvskaya (Nueva York, 1958-Moscú, 2006), espía y relatora rusa de aquel horror y víctima del terrorismo de Estado el 7 de octubre de 2006, coincidiendo con el 54º aniversario del presidente Putin. Massini aporta una pincelada de lirismo y poesía a una historia que duele y que se centra en el coraje de una mujer a la que sólo hubo una manera de frenar.
- Piedra en el zapato
Su compromiso periodístico por contar al mundo lo que ocurría en Chechenia lo pagó con la vida. Una piedra en el zapato demasiado molesta para algunos. La denuncia de las violaciones de los derechos humanos y dar voz a aquellos que se había intentado silenciar, sumado a su férrea y determinante oposición a Vladimir Putin, fue tan molesto como para que alguien ordenara su asesinato de un disparo en la cabeza en su casa. ¿Quién? Difícil de saber –que no de sospechar– tras una investigación repleta de lagunas, de detenciones peculiares y más muertes, como la del antiguo espía ruso Litvinenko, que, intentando dar luz al crimen, se topó con el envenenamiento...
Y es que Politkóvskaya sabía dónde se metía: «Mi oficio es buscar y escribir la verdad. En la Rusia de hoy, debes dedicarle la vida o nada; si abandono por salvar la piel, entonces dimito ante el poder y abandono mi país y a mis compatriotas. ¿Quién tomará el testigo?». Si un año después de su asesinato era Stefano Massini quien lo cogía, ahora lo hacen Lluís Pasqual –en la dirección– y Míriam Iscla –en el papel principal– con la puesta en escena de «Mujer no reeducable» en la Margarita Xirgu del Español, un monólogo lleno de carga política con el que abrieron y cerraron la temporada pasada el Lliure de Barcelona.
«Lo que buscamos es que yo sea un instrumento para gritar esta situación –comenta Iscla–. El texto es un viaje en el que cada vez te vas dando más cuenta del grado de involucración en el conflicto de esta mujer y cómo el rigor al contar la verdad la lleva a un callejón del que no puede salir». Ni siquiera las amenazas a sus hijos y allegados y las muertes de algunos de sus informantes fueron suficientes para que Politkóvskaya dejara de informar. Entró a investigar los abusos «de una forma curiosa y terminó horrorizada. Explicó todo sin tomar partido, fue muy consecuente y demostró que las verdades hay que decirlas, cueste lo que cueste. Hay que ser honesto», apunta la actriz.
Porque la rusa tenía espaldas para soportar cualquier presión o laberinto, por difícil –o imposible– salida que tuviera, pero no para arrodillarse ante la primera cabeza de Rusia: «En mi país existe un vacío de información que aleja la muerte de nuestra ignorancia, sólo nos queda internet. Quien quiera trabajar como periodista o es servil a Putin o puede pagar su activismo con la muerte (...) Nosotros somos los responsables de las políticas de Putin, ya que la sociedad ha demostrado una apatía sin límites. Sólo respeta al fuerte y devora al débil (...) ¿Cuántos de nuestros hijos deberán ser sacrificados hasta que una campaña conjunta de la opinión pública consiga que se reforme el ejército entero?», recogía la periodista en sus notas. Muchas de ellas, junto a otros escritos, se recogieron en la recopilación «post mortem» «Un diario ruso» (Debate, 2007).
- Gimnasia obligatoria
Material del que el autor del texto se nutrió para montar la pieza que «obliga a Míriam a una gimnasia grande para pasar de un estado a otro muy rápido», apunta Pasqual. Massini explica su historia por lo que vio en los medios de comunicación y le añade la emoción, lo­s sentimientos. Es el montaje «urgente y necesario» –anuncia el director– que rescata la historia de Politkóvskaya, un teatro político que, en palabras de Carmen Portaceli –directora del Español–, «la gente asocia con un partido y no a la ideología, como es el caso». Un texto de denuncia que ayuda a mantener aquello que pasa efímero por los titulares porque se pone en boga en un determinado momento: «Con el problema checheno ocurre como con tantas otras cosas, un día te levantas y descubres que existe un país que se llama así. Está unas semanas en primer plano y, después, deja de interesar. Pero en este caso, todo continúa igual y no han dejado de ocurrir tragedias. Los rusos siguen con una guerra subterránea y Putin continúa mandando», concluye Lluís Pasqual.

El Lliure saca abono en el puente aéreo

Es la segunda semana seguida que el Lliure estrena montaje en Madrid; después de «Las bodas de Fígaro», en el Teatro de la Comedia, «Mujer no reeducable» se une al intercambio entre Barcelona y la capital en el año del 40º aniversario de la institución. Puente aéreo que ya tomaron a principio de temporada otras piezas, como «Premios y castigos» (La Abadía) y «Serlo o no» (Español).
- Dónde: Teatro Español (Sala Margarita Xirgu). Madrid.
- Cuándo: hasta el 26 de febrero.
- Cuánto: 18 euros.