¿Qué hubiera pasado?

–Fue un político excepcional. Para Gabriel Camuñas, el político más importante de la derecha en el siglo XX. Fue el piloto de la Transición, mientras que el Rey y la oposición democrática fueron los motores. Con gran habilidad y hasta temerario a veces, porque literalmente se jugó la vida y a punto estuvo de perderla. Además de salir de su escaño en medio del tiroteo para rescatar a Gutiérrez Mellado, hemos sabido ahora que de madrugada tuvo un grave enfrentamiento verbal con el Teniente Coronel Tejero, exigiéndole que depusiera su actitud.

–Es la llave perfecta que entra en el búnker, que era el entramado de leyes y de personas con el que se había acorazado el régimen. A mi juicio, representó tres o cuatro o más papeles. Primero es el presidente al que se le encarga que haga la reforma política con ruptura jurídica que lleve al país a unas elecciones libres. También un segundo personaje que funda una coalición para ganar las elecciones y lo hace con él como candidato. Una vez elegido, convierte las primeras elecciones en proceso constituyente. Cuando la aprueba, se presenta a las elecciones y es el primer presidente constitucional. Era un hombre con un gran instinto político y una capacidad de comunicación extraordinaria. Fue el político más «kennediano». Supo entender la influencia de la televisión como sólo Kennedy la manejó en aquellos memorables debates con Nixon. Fue un negociador al límite para sacar la Constitución adelante y los pactos de La Moncloa.

–En mi opinión, la clave se sitúa antes de esa jornada. Como tenía más información, intentó parar el 23F con su dimisión. Otro no lo hubiera hecho. Pero 25 días después estalló el golpe de Estado. No se puedo evitar a pesar de su dimisión.

–Sin duda, y es mérito del cámara de televisión que se jugó la vida por ello. A pesar de la amenaza de un Guardia Civil, no apagó la cámara y la dejó en brillo. Es la base de la iconografía. Ésa, y la foto de Tejero de la Agencia Efe.