Almada, la gran extensión teatral de Lisboa
El festival que acoge la ciudad se ha convertido en una de las citas internacionales con más prestigio de Europa.
Frente a Lisboa espera Almada con un festival que se ha convertido en una de las citas internacionales con más prestigio de Europa.
El encanto cultural de Lisboa se propaga durante el mes de julio más allá de sus fronteras naturales, cruzando el Tajo, hasta la vecina Almada. Allí tiene lugar estos días una de las citas teatrales de mayor prestigio internacional en Europa. Creado por el fallecido director escénico Joaquim Benite, que convirtió el teatro que lleva su nombre en uno de los más importantes del país, el Festival de Almada cumple ya 35 ediciones con un ideario claro, según su director actual, Rodrigo Francisco: “Ofrecer una programación lo más amplia posible para que el público de Almada conozca lo diverso que es el teatro y lo que hay de bueno en esa diversidad”.
El mencionado Teatro Joaquim Benite, en el que se representan algunas de las propuestas de mayor envergadura, y la colindante escuela Antonio da Costa, con su imponente escenario al aire libre, conforman el centro neurálgico de un proyecto cultural abierto que, por la natural modestia del carácter portugués, se hermana sin mayores problemas con la vecina Lisboa. Fruto de este entendimiento, hay seis espacios en la ciudad de Pessoa –incluido el Teatro Nacional D. María II- acogiendo algunos de los montajes que podrán verse en esta edición hasta el día 18 de julio. “Para Lisboa es importante colaborar con el festival, porque hay una corriente de público en Almada –más de 500 abonados- que no tiene comparación con ninguna otra en Portugal y que, así, se desplaza a Lisboa a ver todo lo que allí se programa. Por su parta, Almada, recibe también la visita de los teatreros lisboetas, y la de turistas que están en la capital y que han oído hablar del festival y quieren conocerlo”, explica el director. Pascal Rambert, Pippo Delbono o Jean Bellorini son solo algunos de los prestigiosos directores que presentan estos días sus trabajos en Almada. El último de ellos, al frente del Centro Dramático Nacional de Saint-Denis, sorprendía esta semana al público del Joaquim Benite por el impresionante y cautivador aparato escenográfico bajo el que ha concebido la representación, algo prolija en el tramo final, del clásico del siglo XX Liliom, del escritor húngaro Ference Molnár. Otro de los atractivos estos días era ver sobre las tablas el último texto del aclamado autor, director y actor argentino Rafael Spregelburd, creado expresamentee para la compañía belga Transquinquennal. La obra, titulada Philip Seymour Hoffman, por ejemplo, dividía a un público en el que no todos han admirado por igual el nivel de complejidad en la estructura dramatúrgica de Spregelburd ni su fino humor surrealista. “El público de Almada es muy exigente, pero a la vez es muy tolerante, porque es plenamente consciente de que el festival incluye muchas maneras y técnicas de hacer teatro”, aclara Francisco.
La representación española en esta 35ª edición corre a cargo de Ignacio García, que ha dirigido la obra de Juan Carlos Rubio Arizona con una compañía mexicana, y de Pep Tosar, que cerrará el día 28 con su propuesta Federico García. Dos días antes de que eso ocurra, otro plato fuerte: el montaje Dr. Nest, de la aplaudida compañía alemana de teatro de máscaras Familie Flöz. En resumen, una variada oferta para un evento distinto a cualquier otro, como señala su director: “La particularidad es que este es un festival hecho por teatreros. Simplemente, somos una compañía –Compañía de Teatro de Almada- que hace una gran fiesta cada año para recibir a nuestros colegas de profesión, y para presentarles a nuestro público. Y el resultado... es que vienen los mejores del mundo”.