Un «Macbeth» para inteligentes
El título verdiano, que hoy llega al Real, es uno de los favoritos de Mortier
La producción que esta tarde llega al coliseo se estrenó en la Ópera de París en 2009 (que la coprodujo junto a la de Novosibirsk), cuando todavía estaba al mando del teatro Gerard Mortier. En el foso, Teodor Currentzis: en la escena Dmitri Cherniakov; y en el reparto, la presencia de Violeta Urmana, «un verdadero descubrimiento « en palabras del belga. El director artístico del coliseo avisó para que nadie se llamara a engaño: «Quien venga a escuchar arias de bel canto sólo que se quede en casa. Ésta es una producción para un público inteligente». Dudamos de que se produzca una estampida después de la advertencia, pues las entradas están agotadas. Por si no había quedado suficientemente claro comparó algunas de las imágenes con pasajes de «Dogville» de Lars von Trier. «Hemos escuchado muchas lecturas rutinarias de este ópera en la que Macbeth pone en pie una de las reflexiones más interesantes sobre el poder».
El título es una de las debilidades de Mortier («Verdi es uno de mis grandes ídolos»), quien ha querido apostar sobre seguro en la música y arriesgar en el escenario con uno de los directores de escena más rompedores, Dmitri Cheniakov, «hombre bastante exigente, a la altura de Strehler. Cada segundo en la escena es importante».
Tcheniakov habla como una ametralladora. Mortier le propuso el montaje hace seis años y le costó creérselo. «Me quedé perplejo porque me parecía una ópera sospechosa, un tanto plana. Cuando puse mis manos sobre ella empecé a tomarle cariño y ahora es una de mis preferidas. No resultó sencillo ponerla en pie. Llegué a utilizar un cuaderno donde apuntaba las cuestiones que se me planteaban, las preguntas que tenía: anoté más de ochenta», explica a un ritmo vertiginoso. Dice que pensó mucho en cómo se podía empatizar con un asesino y llegó a la conclusión de que quería presentalo como alguien que se ha apartado de su camino por un hecho concreto: «Me apetecía justificarle sin condenarle».
Sin brujas y sin caldero
A las brujas shakesperianas también les dio una nueva vida: no aparecen en escena removiendo un caldero, medio desdentadas y con pelos largos y canos, sino que son personajes normales que forman un colectivo. «La acción transcurre en una ciudad en la que ellas son el colectivo que tientan, manipulan y juegan con el protagonista. Para el director de orquesta se trata de un título dificilísimo en el que «Verdi decidió volver a las formas de la música renacentista y a la cocina asceta: prepara un tomate para cuatro con un poco de sal, pero sin salsas», explica con este gráfico ejemplo. «Estamos ante un verdadero drama musical cuya intención no es la de gustar ni influir sentimentalmente en el público. El libreto resulta terrible si lo comparamos con el original de Shakespeare».
Doscientos años sin Verdi
«Macbeth», de cuya ópera se pondrán en escena ocho funciones desde hoy y hasta el día antes de Navidad, el 23 de diciembre, da el pistoletazo de salida al año 2013, en que se celebrará con todos los honores el bicentenario del nacimiento de Giuseppe Verdi. De la Scala, con «Traviata», al Met neoyorquino, con «El caballero de la rosa», el mundo de la lírica echará el resto. No es para menos.