Tengo 14 años y soy tan influyente como Trump

La actriz Millie Bobby Brown es a la sociedad de hoy lo que Eleven es a la pandilla de «Stranger Things», un faro.

Millie Bobby Brown es a la sociedad de hoy lo que Eleven es a la pandilla de «Stranger Things», un faro –o, al menos, pretenden que lo sea–. La ligera diferencia está en que lo que nos cuentan por la pantalla es ficción y lo otro, por mucho que lo parezca, no. Si en la realidad paralela de Hawkins (Indiana) la mano de la niña es imprescindible para que Will no se quede en los ochenta para la eternidad; en la realidad paralela de las redes sociales y lo mediático Millie se ha convertido en el Joselito del momento –usemos ejemplos patrios antes que el Macaulay Culkin de «Solo en casa»–, aunque viniendo de Estados Unidos, de Hollywood concretamente, ya saben que todo retumba de una forma especial. A lo grande. Lo que se podría convertir en el principio del juguete roto que será.

Dios quiera que no por su bien. La pobre, pues en más de una ocasión ha declarado con toda la normalidad del mundo no tener amigos, es a sus catorce años una estrella a la que venerar a golpe de «click» para esa manada de «followers» y «groupies» ávidos de caras nuevas. Carne fresca para desbancar al anterior mito fugaz. Más de 16 millones de seguidores en Instagram y cero colegas con los que bajar al parque a matar el tiempo. Triste, ¿no? Una «it girl» para adolescentes y no tan jovencitos de la que se han adueñado rápidamente las marcas y las campañas solidarias. Serie de éxito + niña mona y competente = escaparate de lujo. Una fórmula perfecta para las firmas, que saben que detrás de la inocencia no hay nada malo: solo hay dulzura...

Tanto es así que Netflix no dudó en poner a la señorita Brown un escalón por encima de sus compañeros de pandilla –premiados en conjunto con el Emmy al Mejor Elenco Dramático–: 350.000 dólares por cada uno de los ocho episodios de la tercera temporada de la serie frente a los 250.000 del resto de chavales. Al nivel de David Habour y Winona Ryder y superando la brecha salarial. Por algo será. Buena pista de ello la daba «Time» con su lista de los 100 personajes más influyentes del mundo, donde la joven de familia británica y nacida en Marbella ya ha asomado la cabeza junto a Nicole Kidman y la prometida del príncipe Harry. La niña que veía «Titanic» y suspira cuando se cruza con DiCaprio en las alfombras ha pasado a codearse con el tipo que lidera Estados Unidos y tiene en jaque a medio mundo, presente en el ranking, por supuesto.