Todos los ojos se posan en José Antonio Primo de Rivera
Un tomo exhaustivo de José Luis Jerez Riesco revisa el periodo entre 1931 y 1936 a través de fotografías de la falange y su líder ahora que se abre el debate sobre sus restos, aún en el Valle.
Un tomo exhaustivo de José Luis Jerez Riesco revisa el periodo entre 1931 y 1936 a través de fotografías de la falange y su líder ahora que se abre el debate sobre sus restos, aún en el valle.
«Historia gráfica de la Falange» es una ambiciosa y monumental obra de más de seiscientas páginas en un solo tomo registrada bajo el sello de Actas, que su dinámico editor, Luis Valiente, ha decidido publicar en una presentación cuidada y lujosa en unos momentos en los que el lenguaje de la confrontación y del odio de la Guerra Civil forma parte de los usos políticos de los gobiernos socialistas, que se han envuelto en la mal llamada Ley de Memoria Histórica como ejercicio principal de su acción política en el siglo XXI. Su autor, José Luis Jerez Riesco, es un conocido investigador de la Falange, con más de veinte títulos publicados, siendo este el más importante y completo. La obra, estructurada en varios capítulos por año, abarca el periodo de 1930 a 1937, es decir, de la génesis previa a la constitución de Falange en octubre de 1933, hasta el decreto de unificación con el carlismo en abril de 1937, que puso fin al movimiento político como tal. Y junto a una larga introducción que destaca los hechos más relevantes de esos años, dedica un largo capítulo a diversos acontecimientos de la Guerra Civil y dos capítulos cortos a los traslados de los restos de José Antonio desde Alicante a la nave central de la basílica de San Lorenzo de El Escorial (1939), y a su posterior inhumación ante el altar mayor de la basílica del Valle de los Caídos (1959), en el sepulcro de la Fe, donde reposan hasta el momento, sin que no deba descartarse una nueva exhumación tras el ignominioso acto de profanación perpetrado por el Estado con los restos de Francisco Franco.
«Lo han matado»
El mérito principal del libro está en la originalidad de muchos de los más de mil documentos gráficos, bastantes originales y desconocidos o muy poco divulgados, que el autor ha ido recopilando a lo largo de casi cincuenta años, en archivos personales de varios de sus protagonistas, y en los comentarios al pie de los mismos, que detallan y precisan las circunstancias de cada instante pese a la reiteración innecesaria de algunos comentarios, pero que en su conjunto conforman una obra de gran relevancia histórica para los estudiosos e investigadores de la época y los lectores en general. En sus primeras páginas destacan las ilustraciones sobre el fallecimiento en París el 19 de marzo de 1930 de Miguel Primo de Rivera, muerto en extrañas circunstancias y abandonado por Alfonso XIII después de haber servido con lealtad a la monarquía y a España durante los siete años que duró su directorio, y que marcaría decisivamente la voluntad de José Antonio, su hijo primogénito, de dedicarse a la política para defender su memoria: «Lo han matado –afirmaría José Antonio– ... Ha muerto por mano artera, no naturalmente; no ha podido resistir que su conciencia limpia se vea envuelta, injustificadamente, en una campaña de responsabilidades», lo que lanzaría a un José Antonio de 26 años y brillante abogado del foro a pronunciar varios mítines por España como miembro de la Unión Monárquica Nacional, a presentarse a candidato a Cortes en octubre de 1931 por la vacante que dejó en Madrid Melquíades Álvarez, expresidente del Congreso durante la monarquía, asesinado por el Frente Popular en la Cárcel Modelo de Madrid, la noche del 22 de agosto de 1936, junto a otros políticos y militares, y a defender a varios exministros de la dictadura durante el proceso de responsabilidades políticas en noviembre de 1932. La aparición de los semanarios «La Conquista del Estado» y «Libertad», y sus respectivos líderes, Ramiro Ledesma Ramos y Onésimo Redondo, junto a la creación de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS), que se declararon «revolucionarios y antimarxistas», siendo partidarios de la «hegemonía del Estado, de la unidad nacional, la exaltación universitaria, la vertebración de las comarcas y regiones, la estructura sindical y la organización», y de los lemas «¡Hay que hacer la revolución hispánica!» y «Castilla Salva a España», lanzados por Ramiro Ledesma y por el abogado Onésimo Redondo desde Valladolid, ocupan una parte importante de los años 1931-1933. El álbum familiar de José Antonio, con una curiosa fotografía de caza, a la que era bastante aficionado, la bofetada que le propinó al general Queipo de Llano por expresiones injuriosas hacia su padre y el bastonazo con el que este replicó, son destacables; el surgimiento del semanario «El Fascio», en marzo de 1933, ideado por el periodista Manuel Delgado Barreto, director de «La Nación», y por el propio José Antonio, que fue incautado y del que se editaría un solo número, la formación del Movimiento Sindical Español y el acto de la Comedia el 28 de octubre de 1933, que supuso de hecho la creación de Falange Española, en el que intervinieron el catedrático Alfonso García Valdecasas, Julio Ruiz de Alda, piloto con Ramón Franco en el vuelo del Plus Ultra en 1926, y José Antonio Primo de Rivera, cuyo discurso íntegro fue publicado en «Acción Española», la revista monárquica dirigida por Ramiro de Maeztu, y cuyo secretario general, Eugenio Vegas Latapié, tituló «Una bandera que se alza», son igualmente interesantes. Otras partes importantes de documentos gráficos son el asesinato del estudiante Matías Montero el 9 de febrero de 1934, en cuyo entierro José Antonio pronunció a modo de epitafio las conocidas palabras «¡Que Dios te dé su eterno descanso y a nosotros nos lo niegue hasta que sepamos ganar para España la cosecha que siembra tu muerte!», y que Franco repetiría en la inhumación de los restos de José Antonio en Cuelgamuros en marzo de 1959.
Soldados ejemplares
La fusión de Falange y las JONS en el Teatro Calderón en marzo de 1934, la Oración por los muertos de Falange de Rafael Sánchez Mazas: «Tú no nos elegiste, Señor, para que no fuéramos delincuentes contra delincuentes, sino soldados ejemplares, custodios de valores augustos, números ordenados de una guardia puesta a servir con amor y con valentía la suprema defensa de una Patria», el atentado contra José Antonio, su viaje a Berlín (en octubre del 33 había sido recibido por Mussolini en Roma), la creación de la «Falange de la sangre» o fuerzas de choque por el comandante monárquico Juan Antonio Ansaldo, la manifestación del 7 de octubre del 34 ante la Puerta del Sol, en protesta por la proclamación de independencia en Cataluña, y el encuentro de José Antonio y Unamuno en Salamanca en febrero de 1935: «Pero esto del fascismo –le dijo Unamuno al líder de Falange, según recoge Francisco Bravo en su obra “José Antonio, el hombre, el jefe, el camarada”– yo no sé bien lo que es, ni creo que tampoco lo sepa Mussolini. Confío en que ustedes tengan, sobre todo, respeto a la dignidad del hombre. El hombre es lo que importa; después lo demás, la sociedad, el Estado. Lo que he leído de usted, José Antonio, no está mal, porque subraya eso del respeto a la dignidad humana», son un conjunto de documentos y textos relevantes que se aportan en la obra. La creación de la Sección Femenina, a cargo de Pilar, hermana menor de José Antonio, en la que se integraron las reconocidas escritoras Concha Espina, Carmen Icaza («Ni un hogar sin lumbre, ni un español sin pan»), Carmen Werner, Sara Barranco o Lula de Lara, dando un importante impulso al movimiento, al igual que el sindicato Central Obrera Nacional Sindicalista (CONS), y la composición del himno «Cara al Sol», la detención, encarcelamiento, juicio popular y asesinato de José Antonio, hecho «disparatado, disparatadísimo», en palabras de Indalecio Prieto en el exilio, y sobre el que el periodista Honorio Feito acaba de publicar «Iglesias Portal, el juez que condenó a José Antonio» (Actas, 2019), completan, junto a otros muchos temas, una obra de referencia histórica, y de necesaria consulta y lectura.
II- Multitudinaria manifestación de la Falange en la Puerta del Sol el 7 de octubre de 1934
III- José Antonio declama en el entierro a Matías Montero, joven falangista asesinado en febrero del 34
IV- El público abarrota el Teatro de la Comedia en el acto fundacional de Falange en 1933
V- José Antonio en una partida de caza, una de sus grandes afi ciones
VI- El líder de Falange junto a otros encausados por Consejo de Guerra tras la bofetada que dio al general Queipo de LLano
VII- Un militante señala los impactos de bala en la cárcel de Alicante, que acabaron con la vida del líder
Auge del registro gráfico y documental
«Historia gráfica de la Falange», de José Luis Jerez Riesco, es la última de las grandes que se suma a la larga serie de libros documentales que destacan por la inclusión principal de fotografías comentadas y textos de apoyo. Este tipo de volúmenes tienen una referencia fundamental en «España en llamas», de Bernardo Gil Mugarza (Acervo, 1969), al que le han ido siguiendo «Carteles de la Guerra Civil Española», de Jesús de Andrés Sanz (Susaeta, 1981), «Atlas ilustrado FE de las JONS», de Pablo Sagarra y Óscar González (Susaeta), «Fotobiografía de Juan Carlos I», de Javier Tusell (Planeta, 2000), «Fotobiografía de Franco», de Fernando García de Cortazar, (Planeta, 2007), «Franquistas», de Pablo Sagarra y Óscar González, (La Esfera de los Libros, 2017), «Falangistas», de Gustavo Morales y Luis Togores, (La Esfera de los Libros, 2010), que, a diferencia de la «Historia gráfica de Falange», llega hasta los años setenta; y «Requetes», de Pablo Larraz y Víctor Sierra, (La Esfera de los Libros, 2011), que junto a «La cámara oculta en el macuto», también de Pablo Larraz y Víctor Sierra (La Esfera de los Libros, 2018), son los dos libros que abordan la historia del carlismo-tradicionalismo en la Guerra Civil.
Para saber más
«Historia gráfica de la Falange»
José Luis Jerez Riesco
ACTAS
624 páginas,
59 euros