Tom Burns Marañón: «Europa está muy pendiente de lo que ocurre con Cataluña»
Criado a caballo entre España y Reino Unido, Tom Burns Marañón (es nieto de Gregorio Marañón por vía materna) tiene una perspectiva casi única de nuestro país. Corresponsal durante años, tiene esa visión externa que algunos consideran imprescindible para juzgar un país justamente. En 2000 salió a la luz «Hispanomanía», un libro que de alguna forma compendiaba la visión que los ingleses tienen de nosotros desde hace años. Ahora, Galaxia Gutenberg / Círculo de lectores reedita esta obra con un añadido: un prólogo para franceses, un subtítulo que toma del que Ortega y Gasset hizo para «La rebelión de las masas» en su exilio parisino, y que la proximidad de las elecciones europeas convierte en una lectura pertinente.
-¿Cómo nos ven los franceses?
-A nivel político-económico lo que Hollande está mirando mucho, pero también Manuel Valls, es cómo el Gobierno ha conseguido implementar una política de recortes y austeridad. Puede que ocurra una cosa insólita, que es que en las europeas es muy posible que Rajoy se convierta en el primer presidente de Gobierno que desde la crisis de 2008 sale airoso de unas elecciones. Por norma general, todos pierden. En Francia, Hollande lo ha visto en las municipales y se puede llevar otro batacazo en las europeas. ¿Qué ocurre en España para que sea posible esta política? Es lo que más puede interesar a un francés ahora: haber podido capear el temporal de los recortes.
-¿Sólo lo relacionado con la economía?
-En realidad sí, pero no sólo a los franceses, sino a toda la Unión Europea, y es el proceso secesionista de Cataluña, un tema absolutamente candente también por Escocia. Desde Berlín o París se están preguntado si no sería posible llegar a un acuerdo y no tener un encontronazo. No se comprende. En Escocia, puede que el resultado sea muy ajustado o, incluso, que gane el sí. Si es así, va a ser un elemento muy grave para Europa y se tendrá que replantear este acuerdo de las naciones, pensar más en clave de regiones. Esto tiene una onda expansiva para el norte de Italia y claramente para Cataluña.
-¿Qué ocurre si en Escocia gana el sí?
-Los líderes nacionalistas escoceses dan un plazo de dos años para la declaración de independencia. Así que tienes dos años de negociaciones durísimas, como la separación de bienes en un divorcio, un proceso muy doloroso. Va a haber otra comisión europea y otro parlamento europeo, y hay que tener en cuenta factores como la presencia de la libra esterlina en Escocia, la Reina, su mantenimiento en la Commonwealth. Hay temas muy delicados, como el de defensa, porque todos los submarinos nucleares están en los fiordos escoceses.
-¿Hasta qué punto tienen importancia los tópicos que manejan en Europa sobre los españoles?
-El de indolente y vago proviene ya del siglo XIX... Dentro del debate de la eurozona, si tú eres un lector alemán del «Bild» y lo que te están diciendo es que en Grecia se jubilan a los 60 años, que todos son unos tramposos, que cobran por hacer nada... eso a un pudoroso alemán le revienta. El norte mira al sur y ve holgazanes. Es un tópico muy duro, porque los alemanes tenían que ser los primeros en reconocer que el emigrante, que es griego, turco, español, portugués e italiano, son los que levantan el «milagro alemán» en el siglo pasado. En todo caso, los Gobiernos poco eficaces y no ejemplares tampoco ayudan. En el sur de Europa hay menos mecanismos para supervisar los posibles desmanes del poder.
-Marca un punto de inflexión de la historia de España el levantamiento contra Napoleón. ¿Qué importancia histórica le atribuye?
-Es en sentido estricto la primera vez que los españoles desarrollan un sentimiento de nación. Antes existe, pero no es tan intenso. La Constitución de Cádiz también supuso una onda expansiva impresionante. Se fijan en el constitucionalismo, en la otorgación del poder al pueblo. En todo caso, el levantamiento contra Napoleón también tuvo consecuencias absolutamente nefastas, como el hecho de que se destruyeran todas las infraestructuras y hubiera que reconstruir todo.
-¿Comparte la opinión de que España ha pasado lo peor de la crisis?
-No. Existen dos problemas enormes relacionados con el desempleo: uno son los parados de larga duración, que muy difícilmente van a encontrar trabajo, y otro la ocupación de la gente joven, que es la generación perdida. En España se requiere otro modelo industrial.Las infraestructuras ya están hechas, y el sector de la construcción no va a emplear a más gente. Así que hay que crear otro modelo. También veo en Francia porque su estado del bienestar es insostenible en el resto de Europa. Se trata de un problema político de primer orden. Además del hecho de que exista una Europa de las dos velocidades. Creo que Alemania va a tener crecientes dificultades en liderar Europa porque tiene una agenda muy distinta. Está muy volcada en Rusia y es el primer exportador europeo en China, Estados Unidos, la India... El tema de la unión bancaria va a ser muy complejo. En todo caso, no podemos pensar que nos van a salvar desde fuera.
-¿Dónde considera, dada su variada experiencia profesional, que ha aprendido más?
-He pasado todo el fin de semana arreglando la huerta y, después, llego a la conclusión de que aprendes mucho. En el increíble libro de Voltaire que es «Candide», después de dar cien mil vueltas y ocurrirle absolutamente de todo, al final del libro lo único que dice es: «Aquí lo que toca es ocuparse del jardín». Yo creo que estoy en esa fase. Parece una pedantería pero no lo es. Si vives en el campo o cerca de un jardín, ves cómo va cambiando la floración. Me tiene fascinado, porque se repite. La historia, sin embargo, no.