Centro de Arte Reina Sofía

Un Chagall y un Otto Dix que no existían

Autorretrato de Marc Chagall. Efe
Autorretrato de Marc Chagall. Efelarazon

Las autoridades alemanas comenzaron ayer a ofrecer detalles del botín de película confiscado en 2011 en un piso de Múnich a un anciano, un hallazgo del que dio noticia la revista «Focus» el pasado domingo. No son 1.500 cuadros, como se había dicho inicialmente, sino «sólo» 1.406: de éstos, 1.285 estaban sin enmarcar y otros 121 tenían marco. Entre lo que ya se sabe, un par de sorpresas mayúsculas para los expertos: obras nunca antes catalogadas de artistas como Marc Chagall y Otto Dix. La Fiscalía de Augsburgo hizo públicos ayer los primeros datos oficiales en una concurrida rueda de prensa, y la pintura alegórica de Chagall y un autorretrato de Otto Dix fueron los dos ejemplos elegidos por la investigadora de la Universidad Libre de Berlín Meike Hoffman para ilustrar las sorpresas que reserva la colección. El más antiguo de los cuadros encontrados está fechado en el siglo XVI y todos, al margen de la suciedad y el polvo, se encuentran en «muy buen estado», señaló el fiscal jefe de Augsburgo, Reinhard Memetz. El valor de toda la colección podría superar los 1.000 millones de euros. Durante la rueda de prensa, los investigadores mostraron imágenes de varias de las obras encontradas, como un aguafuerte de Canaletto con una vista de Padua o cuadros de Henri Matisse, Max Liebermann y Ernst Ludwig Kirchner. Todas se encontraban arrumbadas en el piso junto a cuadros de Picasso, Marc, Nolde, Spitzweg, Renoir, Macke, Courbet y Beckmann.

Cornelius Gurlitt, el propietario del piso, tiene 79 años y cuando fue detenido en 2010, en un control rutinario en el tren que une Zúrich con Múnich con 9.000 euros en un sobre, no tenía documentación alguna. Literalmente, no existía: no había pensiones, cuentas bancarias ni seguros a su nombre. Su nerviosismo llevó a los investigadores a comenzar a indagar en su vida hasta dar en 2011 con el piso en el que Gurlitt guardaba apilados, entre latas de comida caducadas, los centenares de cuadros. Según averiguaron, el anciano es hijo de Hildebrandt Gurlitt, un experto en arte que acumuló la colección en tiempos del III Reich. Parte de la colección procede de la gran exposición sobre «arte degenerado», lo que incluía a todas las vanguardias del momento. Pero Gurlitt padre acumuló también importantes obras del arte contemporáneo de entreguerras e incluso, como se ha sabido ahora, piezas de grandes maestros clásicos.

Aunque Gurlitt fue detenido en 2010, la Fiscalía no tuvo autorización judicial para registrar su apartamento hasta un año después. Las autoridades judiciales y policiales y los expertos en arte implicados en el caso subrayaron ayer la extrema dificultad de la investigación, ya que se trata de obras que desaparecieron hace más setenta años y que en ese periodo han podido pasar por diferentes manos. La Fiscalía avanzó que no tienen intención de mostrar en internet imágenes de todas las obras encontradas, pues creen que hacerlo dificultaría la investigación ante la previsible avalancha de reclamaciones de presuntos dueños de los cuadros, que podría perjudicar los intereses de los verdaderos propietarios. Determinar la titularidad de las obras será, según explicaron, el punto más delicado de la investigación. Muchos de los óleos, acuarelas y litografías encontradas no pueden enmarcarse en ese «arte degenerado» y se especula con que se trate de «arte robado» por los nazis, es decir, piezas confiscadas a los judíos deportados o con las que los perseguidos por el régimen de Adolf Hitler «pagaban» el permiso para salir del país.