Una artista con la sonrisa en los labios
La pérdida de Daniela Dessì ha sido un golpe muy grande, demasiado duro para ser capaz de asumirlo de repente. Cuando me he enterado de su muerte no podía creerlo: yo trabajé con ella este año en «Andrea Chenier» en el Teatro Pérez Galdós de Las Palmas. No podía haber elegido una manera mejor de comenzar 2016 que junto a una cantante como ella. Es un palo tremendo, pues la recuerdo como si estuviera aquí, como una gran cantante, siempre dispuesta, con una sonrisa en los labios, llena de ganas, de ilusión y de pasión por cada cosa que hacía, capaz de entregarse en cada personaje al que daba vida. Con ella también tuve el honor de ensayar en el Teatro Real el mismo título, que ella cantaba junto a su esposo. Viví aquellos días con ellos y, además de ser una producción estupenda, lo que ahora me queda es la amistad que forjamos los tres. Coincidimos también en Macerata en algún concierto. Para mí es, sin duda, la soprano de estos últimos veinte años, una artista de enorme capacidad para la que no puedo tener sino elogios. Era una grande, una diva, en la mejor acepción de la palabra.
Verla junto a Fabio Armiliato era aprender una lección, pues respiraban amor. He de decir que incluso me daba cierta envidia verlos, sana, pero envidia de ver que después del tiempo que llevaban juntos seguían tan enamorados, tan pendientes el uno del otro. Él tenía tantos gestos de cariño hacia su esposa...
Quiero dejar que pase el tiempo para poder hablar con Fabio y expresarle el profundo dolor que siento por la pérdida de Daniela, una señora de la lírica, una dama.
Miro al cielo de mi tierra, de Canarias, y veo que hoy se ha nublado y estoy seguro de que es la tristeza que siente por la pérdida de una artista de raza como Daniela Dessì.
*Tenor. Compañero en «Andrea Chenier» en el Teatro Pérez Galdós (febrero de 2016)