Una historia conservada y para todos los públicos
La Fundación ACS publica unas monografías sobre la rehabilitación del Antiguo Colegio de Infantes de Toledo y la mejora de la accesibilidad a los Reales Sitios
El patrimonio artístico español es tan abundante que su conservación parece una tarea complicada. Pero el compromiso adquirido por organizaciones como la Fundación ACS, creada en 2001, hace bastante más viable la labor de mantenimiento de los lugares históricos de nuestro país. Así, la FACS editó en 2010 el tercer volumen de «El arte de rehabilitar», una colección que incluye las obras realizadas por empresas del Grupo ACS en 135 recintos del Patrimonio Histórico Nacional. Además, 28 de estos lugares cuentan con su particular monografía destinada a profesionales del sector como arquitectos e ingenieros. El último en ser publicado ha sido el tomo dedicado al Antiguo Colegio de Infantes de Toledo. Las instalaciones fueron abandonadas en 1985, por lo que el edificio permaneció cerrado hasta la implicación de la FACS para su restauración, que finalizó con su reapertura el 5 de noviembre de 2014 como Museo de Tapices y Textiles de la Catedral Primada. En palabras del director de la FACS, Francisco Menor: «El edificio estaba completamente derruido en su interior y contribuimos al esfuerzo para su rehabilitación que ha llevado aparejado un circuito totalmente accesible para todo tipo de visitantes. Se produjo un patrocinio específico orientado a sumar esfuerzos relacionados con la celebración del IV Centenario de El Greco. Dicho apoyo se materializó colaborando en la rehabilitación del antiguo edificio del Colegio Infantes, fundado hace 493 años», asegura.
Patrimonio sin barreras
Como parte de su compromiso social, la Fundación ACS firmó en 2009 un convenio con Patrimonio Nacional y el Real Patronato sobre Discapacidad para mejorar la accesibilidad de personas con movilidad reducida a los Reales Sitios. Para el director de la fundación el objetivo de este acuerdo es «combatir la discriminación que este Patrimonio ha tenido siempre con las personas con discapacidad». Las instalaciones que han sido habilitadas son el Real Monasterio de Santa Clara en Tordesillas, el Monasterio de Santa María la Real de las Huelgas en Burgos, el de San Jerónimo de Yuste en Cáceres, el de San Lorenzo de El Escorial en Madrid, que para Menor es uno de «nuestros buques insignia», y el Palacio Real de Madrid, «cuyas obras terminaron en el mes de noviembre». Pero la FACS no se conforma y Menor asegura que «en este momento estamos en el proceso de definición de cuál será el nuevo Real Sitio que se hará accesible en el año 2016 y para ello se están realizando las primeras evaluaciones en dos instalaciones de Patrimonio Nacional para ver su viabilidad y estimar sus costos», explica.
Todo este compromiso por parte del grupo empresarial ha dado sus frutos por parte de la Organización Mundial del Turismo (organismo dependiente de las Naciones Unidas), que ha confiado en ACS para elaborar un manual sobre las posibilidades que supone un turismo accesible para todos. Y es que la adaptación de los edificios también favorece la viabilidad económica de los mismos y, por tanto, su buen estado. Según Menor, «las rehabilitaciones accesibles que hemos llevado a cabo tienen en sí mismas un alto nivel de sostenibilidad porque generan un gran número de visitantes con movilidad reducida, que pagan su cuota de entrada, contribuyendo con la misma al mantenimiento del Patrimonio y, además, realizan otros gastos (gastronomía, artesanía y otras compras) que sin duda tienen un importante impacto local».
Ajustar a las necesidades de los discapacitados el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial fue el primer objetivo de la fundación, así como la tarea más profunda y ardua que se ha llevado a cabo dentro de este proyecto de adaptación por el carácter monumental de este lugar, que recibe al año más de medio millar de visitantes. Al ser un edificio con cuatro niveles de altura era necesario instalar mecanismos para poder acceder a las distintas plantas. Así, el personal de las instalaciones cuenta con las llamadas «orugas», unos aparatos que favorecen el desplazamiento de las sillas de ruedas sobre las escaleras. También se han colocado plataformas elevadoras para salvar los pequeños tramos de escalones que se distribuyen por todo el monasterio, se han adaptado los aseos y dispuesto numerosas rampas para sortear todas las barreras de este edificio construido en el siglo XVI.
El otro caso de mayor relevancia fue el del Monasterio de Santa María la Real de las Huelgas en Burgos. La FACS determinó actuar en 17 puntos del edificio para eliminar las barreras arquitectónicas, acoplando rampas de madera a las escaleras de piedra, reconstruyendo el deteriorado pavimento que dificultaba la visita a quienes necesitan de una silla de ruedas para desplazarse e incluso eliminando un peldaño de madera de 16 cm situado en la puerta de la galería.