La valiosa herencia de Sánchez Dragó: una fortuna inmobiliaria
El escritor se pasó su vida invirtiendo en propiedades, por lo que al final de su vida tenía más de 10 repartidas entre Soria y Madrid
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Fernando Sánchez Dragó nos dejaba en la mañana del pasado lunes tras sufrir un paro cardiaco. Fallecía con 86 años, rodeado de seres queridos y en el lugar que siempre amó: en su casa de Castilfrío de la Sierra, en Soria. Una localidad a la que acudía siempre que podía, pues la prefería para vivir por encima de todo, aún habiendo sido una persona que ha viajado por todo el mundo, desde Madrid hasta Japón o Senegal. Con esto, el escritor se caracterizaba por encontrar ese sentimiento de hogar en los lugares más íntimos, los más alejados a lo superficial y los más conectados con el mundo real. Y en esa incesante búsqueda de felicidad en forma de casa o piso nació la herencia que ahora recae en sus hijos. El legado que deja Sánchez Dragó no es poco, pues -y sin contar el indiscutible legado literario-, a lo largo de su vida invirtió en varios pisos y casas, lo que ahora se convierte en una especie de fortuna inmobiliaria para sus descendientes.
"Aquí vive Fernando Sánchez Dragó, escritor y viajero, sivaíta, Caballero del Escarabajo y Gran Maestre de la Orden de Gea", se puede leer a las puertas de su casa de Castilfrío. La relación que tenía con este lugar era vitalicia: la casa era de su padrastro, se la compró a sus hermanos por tres millones de pesetas en 1996 y, finalmente, decidió invertir en las últimas décadas de su vida parte del dinero que iba ganando en su condición de escritor y presentador de televisión. Esta casa ocupa una superficie de 440 metros cuadrados, y el autor la definía como "una especie de museo Oriente-Occidente". Ahora, se trata de una casa icónica para el que se interese por la figura de Dragó, pero que también forma parte de la herencia inmobiliaria que deja para sus hijos, y que está formada por más de 10 propiedades, repartidas entre Madrid y Soria.
No fue la única propiedad de Sánchez Dragó en Soria: con el tiempo continuó adquiriendo terrenos en el mismo pueblo o en la zona, y en 1998 compró una casa cerca de la suya, con el fin de convertirla en una casa rural, con un salón de té y una gran biblioteca. El lugar ocupa unos 370 metros cuadrados. Más tarde, en 2001, adquirió, cerca de Castilfrío, un terreno que originalmente se dedicaba al cultivo del cereal y el tubérculo, de unos 13.000 metros cuadrados. No obstante, Sánchez Dragó lo quería para un sentido más humano: para instalar un campamento nómada con doce tiendas de campaña "para uso y disfrute de turistas aventureros", explicó en su momento. En una entrevista con "El Mundo", aseguraba que "quiero hacer un centro de estudios místicos. La gente podrá encontrar aquí Oriente, en Soria. Será un lugar de reunión donde se impartirán cursos de yoga y tantrismo, y conferencias sobre nueva espiritualidad".
Sánchez Dragó vivía con una serie de proyectos y anhelos los cuales, algunos, nunca se llegaron a cumplir. Lo que sí siguió fue comprando propiedades: la última inversión la realizó el pasado noviembre, cuando compró, según informa "Vanitatis", un piso de 40 metros cuadrados en pleno barrio de Salamanca de Madrid. Y es que en la capital también tenía varias propiedades: tres casas en Malasaña. De esta manera, sus hijos cuentan con una larga lista de propiedades para repartirse y gestionar, y que muchos definen como una auténtica fortuna inmobiliaria.