Verónica Forqué: «Cuando se vive en la fantasía es fácil pegarse un batacazo»
Vuelve a los escenarios con «La respiración», una obra que cuenta en clave de comedia el trauma de una separación matrimonial.
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Vuelve a los escenarios con «La respiración», una obra que cuenta en clave de comedia el trauma de una separación matrimonial.
No es autobiográfica, pero la dolorosa experiencia personal que vivió Alfredo Sanzol, le llevó a escribir «La respiración» como forma de curar su soledad. «Cuando me separé –afirmaba–, el dolor era tan grande que no me dejaba respirar». En 2016 fue uno de los éxitos del año en el teatro de La Abadía, donde se estrenó y ahora se repone del 7 al 25 de junio. En esta ocasión, Maite, la madre de Nagore, es Verónica Forqué, una actriz que no necesita presentación por su notable trayectoria artística y su conocida vis cómica. La obra cuenta, en clave de comedia, las peripecias que vive en trance de recuperar su autoestima y de rehacer su vida tras un año de separación y quince de relación. Gracias a los consejos de su madre, mujer de intensa vida amorosa, el proceso se convertirá en una aventura.
–¿Es importante el aire fresco y una buena respiración?
–Mucho, mucho. Es esencial, aprender a respirar bien cambia el estado del ánimo, te tranquiliza, te pone en contacto con tu cuerpo, con tu mente, con tu espíritu. Sirve para mirarte a ti mismo por dentro, ver cómo ha ido el día, cómo te va la vida.
–¿Ayuda a calmar los nervios?
–En la vida cotidiana no somos conscientes, pero en momentos de nervios y de tensión, es muy bueno respirar conscientemente. Porque tranquiliza, calma, ayuda a mirase a uno mismo, que es lo que menos hacemos. Miramos mucho para afuera y poco para adentro.
–¿Cuándo uno se enamora se hace vulnerable?
–Enamorarse es una cosa maravillosa, pero lo que no puede es ceder su ser al otro. Uno tiene que ser uno mismo y querer a la pareja como es. Cuando ya tienes una edad te das cuenta que es imposible cambiar al otro, su manera de ser, su carácter o el de tus hijos, tu madre o tus amigos. Hay que querer a las personas como son. Uno tiene que hacer lo que deba para que se produzca un cambio.
–¿Resulta muy dura la soledad después de una separación?
–Dice mi personaje que «todos no hemos ahogado en algún momento en lágrimas». Yo no me he visto hasta ahora en esa situación, afortunadamente. Ella se siente en estado de abandono, sola, muy deprimida e infeliz. Por eso llama a su madre y a sus amigos para que la rescaten.
–Su personaje, Maite, no es una madre cualquiera.
–Como personaje es precioso. Cuando vi a Alfredo –autor– el primer día, me dijo: «¡Maite es Mary Poppins, prepárate!». La entiendo muy bien porque yo también soy madre, sufro cuando mi hija sufre. Ella tiene dotes mágicas, un toque mágico que yo no tengo, pero me gustaría tener. No pierdo la esperanza.
–¿Conviene desalojar a veces la mente para que entren cosas nuevas?
–Claro, para acabar con el pasado, pero además es que el pasado no existe y el futuro tampoco. Tenemos que buscar siempre el presente y la meditación es una práctica muy buena para acercarte a eso. Te cambia la vida. Estoy de acuerdo, es necesario limpiar la mente y el yoga es una buena manera.
–¿Lo ha practicado?
–Sí, durante muchos años. Aporta mucho equilibrio interior, mucha paz. La respiración es fundamental en su práctica, la armonía entre el movimiento, la inspiración, la exhalación... Todo esto unido, por supuesto, a la meditación hace que sea una práctica maravillosa que recomiendo a todo el mundo para el equilibrio de la mente y el cuerpo.
–¿Creee que es bueno dejarse llevar por la fantasía en la vida y en el amor?
–Es bueno salir de la rutina. Para una actriz, la fantasía es fundamental, vivir tu inconsciente y ver qué sale, pero en la vida real, la fantasía no es lo más adecuado, porque la realidad es la que es y creo que es más interesante vivir en ella. Cuando se vive en la fantasía es fácil pegarse un batacazo, lo que uno imagina no tiene porqué suceder, ni en lo bueno ni en lo malo. Prefiero vivir en la realidad, en lo que es y eres en cada momento.
–¿Se puede o debe decir siempre lo que se piensa, como Nagore, la protagonista?
-Lo importante es no hacer daño al otro, pero expresarse y decir lo que te pasa es fundamental. Se puede decir todo, pero sin dañar, desde el amor y el respeto, sólo desde ahí, no desde el juicio. Juzgar al otro o a uno mismo es malo, es cruel, porque cada uno hace lo que puede.
–¿Qué ocurre cuando amor y humor se juntan?
–Que es una preciosidad. Esta es una comedia llena de vida, de amor, de dolor, pero también de esperanza. Un lío doblemente afectivo y familiar lleno de mucho humor.
–¿Tiene efecto balsámico?
–Sin el humor, la vida sería durísima. Ya lo es con él, imagínate si falta. Estoy convencida de que tiene poder curativo y esta obra es muy divertida. Soy muy feliz haciéndola. Además, veo cumplido así mi anhelo por trabajar con Alfredo, que tenías muchas ganas de hacer una obra con él. Estoy contenta porque mi sueño se ha cumplido.