Viaje al infierno de la explotación
El festival DocumentaMadrid presenta «The Land of the Enlightened» y «Sonita», películas que tratan la cruda realidad de Aganistán, donde la infancia significa supervivencia, y ser mujer, absoluta represión.
El festival DocumentaMadrid presenta «The Land of the Enlightened» y «Sonita», películas que tratan la cruda realidad de Aganistán, donde la infancia significa supervivencia, y ser mujer, absoluta represión.
En una entrevista a la cadena Fox, Hillary Clinton reconoció que el Gobierno estadounidense había financiado a milicias afganas para que lucharan desde dentro contra el comunismo del país. No obstante, añadía la política, cuando la problemática se resolvió y las tropas americanas abandonaron Afganistán, en la Casa Blanca se lavaron las manos y dejaron allí a su placer a los grupos a los que habían armado y que, posteriormente, se desarrollaron como grupos terroristas, entre ellos el Daesh. Ésta es una de las consecuencias visibles de la intervención militar estadounidense en la nación árabe, pero hay otras que permanecen escondidas bajo la indiferencia de Occidente, ya que no nos afectan como lo hace el terrorismo internacional. Es el caso de los menores, en su mayoría huérfanos, de la tribu Kuchi que han formado bandas violentas dedicadas al contrabando, equipados con el armamento que ha quedado abandonado durante la batalla, y para poder asaltar las caravanas comerciales. El fotógrafo y cineasta belga Pieter-Jan De Pue siguió con su cámara a esta versión cruenta de los niños perdidos de Peter Pan que, como él mismo dice, «exploran Afganistán» buscando municiones, armas de fuego y minas sin explotar bajo tierra, con las que poder traficar para sobrevivir. El resultado fue «The Land of the Enlightened», que forma parte de la sección oficial de la decimotercera edición del festival DocumentaMadrid, que se celebra desde hoy hasta el 8 de mayo, con sede central en la Cineteca de Matadero.
De Pue llega a España con la intención de continuar exponiendo su trabajo, del que, comenta, «sabía que iba a ser complicado de antemano porque Afganistán es un país en guerra, tuvimos algunos accidentes y circunstancias impredecibles». Y eso que, asegura, «contábamos con la ayuda de un joven fotógrafo afgano con el que hicimos un trato y nos dio todo lo que necesitábamos para trabajar allí, además de tener el favor de las organizaciones internacionales». Gracias a estas facilidades y a un formato de grabación de 16 milímetros, «The Land of the Enlightened» posee una imagen bella y fuerte del paisaje de Afganistán. No obstante, de entre las 83 películas (procedentes de 27 nacionalidades diferentes) que se proyectan en el festival, la de De Pue no es la única con protagonistas afganos.
La directora iraní Rokhsareh Ghaem Maghami nos presenta a «Sonita», una joven afgana refugiada en Irán que deseaba ser cantante de hip-hop. Sus sueños se rompen cuando a los 16 años es reclamada por su madre para casarla mediante un matrimonio concertado que formaba parte de un «tráfico de personas interfamiliar». El hermano de Sonita necesitaba 8.000 euros para «comprar» una mujer con la que desposarse, y para los padres la manera más rápida y sencilla de conseguir el dinero era vender a la propia a Sonita a un hombre por la misma cantidad. Ante esta situación, la joven buscaba una vía de escape, y en ese momento apareció Ghaem Maghami. La cineasta pagó a la familia de Sonita alrededor de 2.000 euros para llevársela durante dos meses con el objetivo de realizar el videoclip de un rap interpretado y compuesto por Sonita, «Bride for Sales», y en el que cantaba frases como: «Mi padre está preocupado por el coste de la vida. La chica es de quien pague más», «Deseo que revises el Corán. Deseo que sepas que no dice que las mujeres son para venderlas», o «Como todas las chicas, estoy encerrada». La canción fue un fenómeno de YouTube (ahora tiene casi medio millón de visitas en sólo un año desde su publicación), y la cantante se convirtió en un referente de la lucha contra las tradiciones de casamiento y la opresión de la mujer en Oriente Medio.
Una ONG como salvavidas
En «Sonita» se observa cómo Ghaem Maghami se debate entre la grabación del documental y sus inmensas ganas de ayudar a su protagonista a abandonar su situación de obligado matrimonio, que crea una tensión entre el hecho en sí que está siendo rodado, una adolescente afgana que ve lejano un futuro en la música debido a las tradiciones de su país, y el deseo de la directora de que lo logre aunque no esté dentro de sus posibilidades. Finalmente, llegó la buena noticia, y, gracias al éxito de «Bride for Sales», la ONG de apoyo a la inclusión social Strongheart Group se fijó en Sonita y le ofreció un pasaporte de estudiante para vivir en Estados Unidos, donde hoy la joven es una activista a favor de los derechos de las mujeres musulmanas. Además, el documental también tuvo un gran reconocimiento internacional, obteniendo dos galardones en el festival de Sundance, entre otros.
«Sonita» es una de las películas favoritas para lograr el premio a mejor largometraje en DocumentaMadrid junto a la producción de la HBO «Mapplethorpe: Look at the Pictures». Ninguna de ellas tendrá que competir contra el gigante Michael Moore y su filme «¿Qué invadimos ahora?», que está fuera de concurso, al igual que «Lo and Behold Reveries of the Connected World», de Werner Herzog, y «Las estaciones» de Jacques Perrin y Jacques Cluzaud. Otro filme que tendrá una presencia importante en el festival es «Los otros chicos», del español Pablo de la Chica. La cinta centra su acción en Reagan, un ugandés de siete años que sobrevive en las calles de Kampala, soñando con algún día con ser futbolista profesional. Para conseguirlo, capitanea un equipo de niños que pelean por entrar a la escuela, competir y, de esta manera, optar a una beca deportitva que les dé opciones de continuar los estudios y tener un futuro alejados de la pobreza. El contenido del largometraje, que pertenece a la sección Panorama del Documental Español, ha provocado que los organizadores de DocumentaMadrid lo hayan escogido para que se proyecte fuera de la Cineteca como parte del festival, concretamente en el Centro Cultural Rosales de Buenavista y el Centro Cultural Buenavista del Barrio Salamanda. Esta iniciativa de realizar pases a películas lejos de Cineteca es totalmente novedosa. Uno de los directores del certamen, Mikel Olaciregui, afirma que la intención es «alcanzar nuevos públicos», y así superar la barrera de «los espectadores fieles». Para los que se estrenen y no sean seguidores del documental, dice Olaciregui que se ha preparado un programa con el que «la gente se quitará la idea de que el documental es aburrido y reportajeado». Eso sí, también recuerda que, «por idea editorial de la organización, se ofrecen películas con un contenido más de idea que de forma», y con una patente temática social con el que denunciar la actualidad. Con todo, DocumentaMadrid ha pasado a ser una plataforma en la que no sólo exponer trabajos cinematográficos, sino en la que realizar un ejercicio de conciencia y llamar a la reacción ante lo que se ve en las pantallas.