Viajes

Diseño y originalidad para unos días especiales en Lisboa

Una de las habitaciones de Mercyhotel en Lisboa
Una de las habitaciones de Mercyhotel en Lisboalarazon

Viajo en coche desde mi casa, en Badajoz, hasta Lisboa. El día es apacible y por la carretera voy prácticamente solo. Paro a tomar un café (como no puede ser de otra forma en Portugal) y a estirar las piernas. Llevo la mitad de camino recorrido. Hacía aproximadamente tres meses que no estaba en la capital portuguesa. En esta ocasión, voy a conocer un hotel nuevo, inaugurado en septiembre 2012.

He oído hablar muy bien de él. Las críticas son excelentes. Se llama "Mercyhotel". Original nombre. Se encuentra en una de las zonas más bonitas de la ciudad: entre el "Bairro Alto"y el "Chiado". Dos barrios con una acusada y definida personalidad. Estoy en parte de la esencia de Lisboa. Magnífico emplazamiento.

Mercyhotel es un alojamiento con indudable encanto. Me gusta su hall de entrada. Coqueto, insólito, diferente y con un particular toque decorativo que lo hace especial. Es llamativo ver, nada más entrar, maniquíes. No os miento.

Su directora, Teresa Fernandes, me comenta que el hotel está dentro de un proyecto de potenciación de la moda portuguesa, de manera que están vestidos por prestigiosos diseñadores lusos que cambian periódicamente el vestuario.

Mercyhotel sabe jugar, y muy bien, con las iluminaciones y la decoración. Sinceramente, creo que no defraudará al viajero. Además, al no contar con muchas habitaciones, puede presumir de tener un ambiente muy acogedor.

Este recomendable proyecto de alojamiento cinco estrellas está firmado por el arquitecto Miguel Saraiva, un grande en el mundo de la arquitectura portuguesa reconocido más allá de sus fronteras.

"Umai"es el nombre de su restaurante. Es un emblemático y reconocido local en el ramo de la cocina oriental en esta ciudad. Dice su publicidad que logra una atmósfera especial. Creo que lo consiguen. Detalles asiáticos en cada rincón envuelven al comensal en un agradable espacio donde disfrutar delicias chinas, tailandesas, malayas o vietnamitas. Sabores lejanos aderezados con la creatividad de su chef, con una impecable presentación y con la contrastada profesionalidad del servicio. Todo ello, lógicamente, perfectamente maridado con vinos portugueses.

Tengo la sensación de que es un sueño cumplido de su propietario, Carlos Vaz Antúnez. Sus 47 habitaciones, dos de ellas suites con mayordomo y terraza panorámica, cumplen con las máximas exigencia de calidad, logrando conjugar la belleza de una decoración con influencias minimalistas -donde las tonalidades negras y doradas predominan- con la sensación de calidez y familiaridad que ofrece un alojamiento de este tamaño. Camas tipo king size, diferentes estilos de almohadas (de relax, para las cervicales,...), especial cóctel de bienvenida (zumo natural de fresas y naranjas con sirope de violetas) o set de baño de la prestigiosa marca Pascal Morabito son algunos de los argumentos que se ofrece Mercyhotel.

Charlando con Teresa sobre algunos pormenores me comentó que, tras los portugueses, eran los franceses la nacionalidad que se decantaba más por su hotel. Las perspectivas, me dice, son francamente buenas. Desde aquí, mis mejores deseos.

Sinceramente, me gustó. Muy recomendable. Tanto el hotel como el restaurante. Perfecto para un fin de semana.

El diseño es, desde luego, una visible seña de identidad de Mercyhotel. Verdaderamente diferente.

Más información : www.mercyhotel.com