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La Gomera, donde el tiempo se para

La Gomera, donde el tiempo se para
La Gomera, donde el tiempo se paralarazon

Un clima suave durante todo el año, naturaleza salvaje de frondosos bosques, barrancos abruptos, 90 kilómetros de costa y una gastronomía propia son razones suficientes para visitar esta isla, declarada Reserva Mundial de la Biosfera.

De las siete islas que componen el archipiélago canario, La Gomera, a pesar de su comedido tamaño –o quizás precisamente por ello–, se lleva el primer puesto en convertirse en un espacio bucólico para el viajero. Playas de aguas cristalinas contrastan con rojizas arenas que se pierden entre el verde de la vegetación. Naturaleza en estado puro, un clima suave durante todo el año, así como su oferta gastronómica, de ocio y cultural han hecho que La Gomera sea conocido como el destino donde el tiempo se detiene y alejado del turismo de masas.

En pleno corazón de La Gomera se sitúa el Parque Nacional de Garajonay, joya del patrimonio natural canario y que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1986. Allí se puede visitar el bosque de «El Cedro», donde se puede realizar una caminata entre una vegetación que es la más exigente en el grado de humedad, la laurisilva de valle, que, tras millones de años, apenas ha sufrido transformaciones evolutivas. Aquí el bosque alcanza su máxima expresión, con enormes viñáticos de unos 30 metros de altura, acebiños, hayas, palo blanco y helechos, entre otros que muestran su grandiosidad y belleza. El sonido del agua, la cerrada cúpula vegetal junto con los tenues rayos de luz que la atraviesan y las múltiples tonalidades de verde le trasladarán, por un momento, a un mundo mágico. El paisaje escarpado y sinuoso es el mismo que provoca lo que se conoce como lluvia horizontal, un fenómeno irrepetible provocado por la elevación de las montañas que frena las nubes empujadas por los suaves vientos alisios. Este parque pone a disposición del viajero 40 senderos con una dificultad, longitud y duración variadas, capaces de satisfacer las necesidades del senderista más experto, pero también del principiante. Además del Parque Nacional de Garajonay, hay otros 16 espacios naturales protegidos.

BUCEAR ENTRE DELFINES

La Gomera es una de las zonas del planeta con mayor diversidad de cetáceos del mundo. Los delfines que viven en la franja marina de Playa Santiago-Valle Gran Rey pueden ser observados en libertad. Por ello, conviene dedicar una parte del día del avistamiento de cetáceos en su hábitat natural. Para los más atrevidos, se pueden contratar excursiones marítimas a medida para bucear o navegar. Las playas y calas permiten, además, disfrutar de un merecido descanso con unos atardeceres inolvidables. A lo largo de 90 kilómetros de costa, las playas cuentan con el privilegio de encontrarse en enclaves paradisíacos bajo espectaculares acantilados con aguas apacibles y cristalinas que bañan la arena negra o el caillao. Si la bicicleta forma parte de las aficiones del viajero, también se puede apreciar cada rincón de la isla de una forma diferente. No dude alquilar una bicicleta de montaña o una eléctrica para hacer itinerarios por libre o en grupos.

La cerámica se alza como la modalidad de artesanía más extendida en la Isla. Por ello, merece una visita el Centro de Interpretación «Las Loceras» donde se puede ver una demostración del proceso de elaboración de la cerámica típica gomera, donde se le da forma al barro, a mano y sin torno, desde tiempos prehistóricos. Los objetos se realizan con barro, arena y almagre, materiales propios de las zonas de medianías. También hay otras actividades artesanales como ganchillo, bordados, croché, encajes, piel, cuero, soga, seda, lana, etc.

Lenguaje propio

La complicada orografía insular llevó, desde tiempos remotos, al empleo del lenguaje del silbo gomero como medio de comunicación a grandes distancias entre los habitantes de la isla. De hecho, está declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco y, en la actualidad, se enseña en los colegios. No se trata de una serie de códigos preestablecidos que sirven para expresar contenidos limitados, sino de un lenguaje articulado, reductor, no convencional que permite intercambiar una gama ilimitada de mensajes al reproducir mediante silbidos las características sonoras de una lengua hablada. Al tratarse de un sistema adaptado y desarrollado para facilitar la supervivencia en un entorno concreto, sus usuarios lo han dotado de una gran complejidad técnica y estética.

Con ciertas similitudes al resto del archipiélago canario, la cocina gomera puede presumir de unos productos que satisfacen hasta los paladares más exigentes. El queso, el amogrote, los mojos, los dulces, el gofio o la miel de palma se alzan como los más típicos. Merece la pena probar platos típicos como el potaje de berros, servido en platos de madera de sabina o aceviño. El queso, elaborado a partir de leche cruda de cabra o mezcla de cabra y oveja posee un exquisito sabor y sirve de ingrediente principal de otros productos como las tortas de cuajada o el almogrote.