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Las playas portuguesas se hacen un hueco entre las mejores de Europa

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Portugal atraviesa un momento boyante en cuanto a turismo se refiere, un éxito al que contribuye el creciente atractivo de sus desconocidas playas, que lo convierten ya en uno de los países con mejores costas del mundo.
Así lo certifican sus 298 playas distinguidas con bandera azul para 2014, tres veces más que a principios de este siglo, prueba del intenso esfuerzo realizado en los últimos años por mejorar su calidad para competir con otros destinos.
Portugal ocupa así el quinto lugar de la clasificación elaborada por la Fundación Europea de Educación Ambiental -entidad independiente localizada en Dinamarca-, sólo superada este año por España (681), Grecia (407), Turquía (397) y Francia (379).
De este selecto grupo, los lusos son quienes cuentan con menos kilómetros de costa, apenas 1.800, lejos del resto de sus competidoras, una señal más que justifica su privilegiada situación, en los puestos de cabeza.
"A nivel mundial somos uno de los países con más y mejores playas por su calidad, y nuestra gran plusvalía es la variedad, ahí somos 'top' realmente", explica a Efe Catarina Gonçalves, coordinadora del programa "Bandera Azul"en Portugal.
Los técnicos encargados de analizar las costas del Viejo Continente tienen en cuenta la calidad del agua, pero también la seguridad, la información a los usuarios y la sensibilidad ambiental.
¿Pero qué llevó a Portugal a en poco más de una década conseguir triplicar el número de playas premiadas?. La llegada de fondos europeos fue, en opinión de Catarina Gonçalves, uno de los motivos de este espectacular incremento.
"Las inversiones destinadas a construir estaciones de tratamiento de aguas residuales mejoraron la calidad del agua", argumentó.
Playas como la de Tróia, de estilo caribeño -agua color turquesa y arena fina y blanca- conviven en Portugal con otras como la de Guincho, que a sólo 80 kilómetros presenta características radicalmente distintas, rodeada de acantilados y con fuertes olas.
La costa lusa, bañada por el Atlántico, ofrece al turista diversas posibilidades que abarcan desde los complejos vacacionales del Algarve, en el sur del país -destino favorito de ingleses y alemanes-, hasta la tranquilidad del Alentejo, de aspecto agreste, con dunas y en plena naturaleza.
Al norte, en las cercanías del Duero, pero también en los archipiélagos de Madeira y Azores, se pueden encontrar playas "cinco estrellas", muchas de ellas desconocidas para el gran público.
Según Catarina Gonçalves, cada vez son más los municipios que intentan conquistar la preciada bandera azul, aunque para ello se necesita un trabajo previo para preservar la calidad y excelencia, que suele durar "uno o dos años".
La coordinadora recordó que este distintivo no certifica únicamente el estado del agua, sino también la limpieza de la arena o la correcta información colocada a disposición de los usuarios, entre otros puntos.
"En los últimos treinta años la calidad de nuestras playas mejoró mucho, no sólo a nivel de accesos, servicios e información, sino también en el comportamiento de los bañistas", argumentó.
La responsable del programa "Bandera Azul"en suelo luso insistió en que son "los propios turistas los que buscan a nivel internacional costas reconocidas"y destacó la preocupación por hacer de las playas un lugar accesible para niños, ancianos y discapacitados.
Relevante ha sido en los últimos años la apuesta en Portugal por deportes como el surf, que ha dado al país una visibilidad internacional que ahora intenta maximizar para consolidarse como un destino de referencia no sólo por su riqueza gastronómica o cultural, sino también por un turismo de "sol y playa"donde todavía cuenta con margen para crecer.