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Nueva polémica : El Nacional de Ensayo premia un libro sobre el “nacionalismo español”

El historiador Xosé Manoel Núñez Seixas no cree que sea el momento de un referéndum en Cataluña.
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El historiador Xosé Manoel Núñez Seixas no cree que sea el momento de un referéndum en Cataluña.
Explicar la complejidad y reducirlo a los parámetros esenciales. El historiador Xosé Manoel Núñez Seixas ha ganado el Premio Nacional de Ensayo con una monografía sobre el nacionalismo español pero escrita desde los aleros de la divulgación y no desde las cátedras severas de la universidad. Un intento, en la línea anglosajona, de llevar el estudio científico al conjunto de la sociedad a través de una lengua más común. Y hacerlo además, con un tema complejo. «De manera amplia, como ideología cultural española, España como nación de Derecho político nace en el tránsito del siglo XVIII al XIX, cuando los principios legitimadores del antiguo régimen quiebran». En esta afirmación del país jugó un papel esencial la guerra contra los ejércitos napoleónicos. Un hecho que saca a relucir una de las características de los nacionalismos: siempre se construyen contra algo: «Es un elemento fundamentar. Tener otro por el que definirse, que bien puede ser una metrópolis, una monarquía absolutista o cualquier nación que usurpa el territorio».
–¿Hoy tienen sentido los nacionalismos?
–A los cosmopolitas nos gustaría que el futuro fuera una polis universal. Pero lo cierto es que los nacionalismos siguen y las identidades continúan siendo referentes para marcos de integración y entendimiento del mundo para las personas. Es una contradicción de la globalización. Una historiadora aseguraba con ironía que nada es más internacional que el nacionalismo.
–¿De dónde viene la dificultad de los españoles para identificarse con España?
–Con la dictadura se asiste a una sublimación del nacionalismo que no es homogéneo, porque tiene matices internos: carlistas, falangistas, tecnócratas... Es una ideología que considera que los elementos extraños deben ser expulsados y que hizo un uso excluyente de símbolos que existían con anterioridad. Provocó que la España vencida, que se consideraba patriota, se quedase huérfana de referentes positivos, porque la memoria republicana muere en la desidia.
–¿Cómo ha influido el independentismo catalán?
–El secesionismo radical ha dado mayor visibilidad del sentido nacional español, que existía y que solo salía a flote con las victorias deportivas. Pero lo preocupante hoy es la polarización, las tendencias extremas del nacionalismo español y catalán.
–¿Una solución?
–Para hablar se requiere voluntad. Creo que hay mucho teatro, pero también gente con ánimo de conversar. Lo que sucede es que la dinámica de los acontecimientos lo impide. Pero hay que hablar antes o después. Y si se tiene que consultar a la ciudadanía habrá que ver en qué condiciones, aunque no sobre estos argumentos.
–Se refiere a un referéndum.
–No es este el momento. No en caliente, con las pasiones exacerbadas, con gente en la cárcel, sean o no presos políticos, y con personas que piden mano dura. Es un punto difícil. Hay que llegar a un acuerdo. Pienso que existen todavía sectores para hacer políticas. Estas dinámicas de enfrentamiento solo favorecen a los extremos.