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Y Dios creó la música

La Razón

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Ciclo de la ORCAM
«La Creación», de Haydn. Solistas: R. Ziesak, G. Peña, D. Henschel, L. Guglielmi. Orquesta y Coro de la ORCAM. Director: V. P. Pérez. Auditorio Nacional. Madrid, 29-I-2013.
«La Creación» es uno de los más bellos oratorios que se han escrito y de él se han escuchado muchas versiones de referencia, puesto que prácticamente todo los grandes directores la han abordado alguna vez, desde Karajan a Frühbeck de Burgos, pasando por especialistas como Gardiner o Christie. Era uno de los programas cumbre de la actual temporada de la ORCAM y había mucho interés en escucharla.
Víctor Pablo Pérez eligió una formación orquestal y coral bastante parecida a la que Haydn empleó en el estreno oficial de la obra en 1799: unos 40 instrumentistas y otros tantos en el coro. Lo mejor estuvo en los tres solistas. La soprano Ruth Ziesak posee un timbre angelical, perfecto para Gabriel, y cantó con delicadeza. Gustavo Peña aportó poder vocal y Dietrich Henschel, experiencia. También el coro brilló a buena altura. A menor nivel quedó la orquesta, con unos vientos discretos y una cuerda que no reúne el empaste de las agrupaciones que estamos acostumbrados a escuchar en los grandes ciclos del Auditorio Nacional. Víctor Pablo cuidó los mimbres con los que contaba, pero tanta atención le llevó a perder la espontaneidad que surge de la libertad tras una lección bien aprendida y faltó tanto un poco más de aprendizaje como de libertad. El nuevo titular tiene trabajo por delante.
Poco antes, en sendos conciertos en el Teatro Real y Auditorio, pudo disfrutarse de la magnífica versión de la «Sinfonía Alpina», de Strauss que ofreció Semyon Bychkov con la Orquesta Sinfónica de Madrid, muy especialmente tras la escena de la tormenta. El conjunto mostró su buen momento. El «Concierto para dos pianos», de Mozart, quizá pueda considerarse una de sus primeras obras de madurez, pero está lejos de sus mejores partituras para un solo piano. Dos pianos siempre son un lujo, puesto que habitualmente hay que pagar el alquiler de uno y también un segundo caché artístico. Las hermanas Labèque no deben salir baratas, pero justificaron poco su participación, con una lectura superficial y bastante anodina. ¿A qué público coloca el Teatro Real a última hora las muchas entradas que quedan a la venta? Cuidado que es difícil aplaudir tras el primer tiempo del concierto de Mozart en cuestión, pero se aplaudió.

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