Betis
0-3. Al primer tapón, zurrapa
El Levante, con cuatro ideítas claras, le pintó la cara a los de Quique Setién en el Benito Villamarín, de donde cerca de 50.000 fieles salieron pellizcándose por si acaso estuvieran viviendo una pesadilla
El Levante, con cuatro ideítas claras, le pintó la cara a los de Quique Setién en el Benito Villamarín, de donde cerca de 50.000 fieles salieron pellizcándose por si acaso estuvieran viviendo una pesadilla.
Había mucha expectación por sentir el aroma de ese caldo que se cocía en la bodega del Betis, también porque desde el club se soltaron los perros de la euforia mucho antes de la cuenta. El Levante, con cuatro ideítas claras, le pintó la cara a los de Quique Setién en el Benito Villamarín, de donde cerca de 50.000 fieles salieron pellizcándose por si acaso estuvieran viviendo una pesadilla. Entre Jasón y Morales, y con el único plan de esperar que el rival se macerase en su propio toque, esa cosa que el Mundial ha demostrado que ha pasado de moda, se llevó un 0-3 para el bochorno.
Se va a tener que acostumbrar el Betis a afrontar configuraciones de partido como la que propuso el Levante: prietas las filas en el último cuarto del campo y gente rápida para ganar el espacio a la espalda del trío de centrales. Bajo esas premisas, se jugó una primera parte en la que posesión fue apabullantemente bética pero las ocasiones, excepto un par de disparos lejanos de Canales y Júnior, fueron para los valencianos. Cada vez que Morales o Jasón lanzaban la diagonal, sembraban el pánico y en una acometida del segundo, se adelantaron los visitantes.
Una mala salida de balón, porque los riesgos que toma el Betis son idénticos a los de la temporada pasada, permitía la oleada del Levanta lanzada por Coke, que conectaba con Jasón. El extremo secó a Bartra con un toque y dio un pase de la muerte que remató Roger a placer. La jugada retrató a William Carvalho, cuya presentación en Heliópolis generó más dudas que certezas, al central internacional y a Pau López, que se atornilló a su palo y no defendió un centro que era atacable.
Aunque los primeros minutos del segundo tiempo profetizaban un asedio incesante del Betis, y ese escenario se dibujaba, Morales marcó uno de los goles de la Liga a los 55 minutos de la primera jornada. El capitán granota ganó de cabeza al borde de su propia área, un despeje de puños de su portero y emprendió una loca carrera de 75 metros en la que dejó atrás sucesivamente a Carvalho, blando hasta lo sospechoso en esta acción, Bartra, Feddal y Canales, desesperado último defensor al que tumbó con un recorte para definir con suavidad y clase ante López mediante un sutil toque de exterior. Una obra de arte que levantó los aplausos admirados de la grada del Villamarín.
Este segundo gol noqueó por completo al Betis, lo que es hasta cierto punto normal debido a lo temprano de la fecha, en la que las fuerzas escasean. Se echó en falta cierta reacción desde el banquillo, donde Setién se limitó a cambiar hombre por hombre sin reactivar para nada a su equipo. No pasó nada en la media hora larguísima que quedaba, excepto que el Levante amenazó un par de veces con ese tercer gol que realmente convertía al resultado en una pedrada en el ojo, y que llegó en la última acción del partido, al rematar el incasable Morales un centro de Dwamena.