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La distante relación de la familia de Reyes un año después de su accidente
Se cumple un año de la muerte del futbolista en el accidente de carretera
Hoy se cumple un año del accidente mortal de José Antonio Reyes y para su familia ha sido casi imposible superarlo. “Mi única salida es ir al cementerio a las 9 de la mañana y para casa. No salimos de aquí para nada. Mi mujer ha perdido 40 kilos y no ha pisado ni el escalón de la calle. Esto lo piensas todos los días, te lo recuerdan por una parte o por otra”, aseguraba sus padre hace poco
Tampoco su mujer parece estar en el mejor momento, según aseguraba el portal Jaleos “Ella no está bien, todo esto la ha dejado muy tocada. Lo echa mucho de menos, lo quiere mucho y por supuesto no ha rehecho su vida ni ha conocido a otros hombres. La gente que la sigue en redes sociales ha visto cómo lleva todo el año compartieron solamente recuerdos de él y con él. Ni un selfie sola”.
En su Instagram, que está cerrado ha publicado un vídeo de 10 minutos dedicado al futbolista y un texto:
"Cuentan que un viajero cruzando el desierto vio a un hombre pensativo sentado al pie de una palmera, junto a sus camellos cargados. El viajero supuso que era un mercader de objetos de valor y que se dirigía a vender sus joyas, perfumes y tapices a alguna ciudad vecina.
Como llevaba demasiado tiempo sin hablar con alguien, se acercó al mercader pensativo y le dijo:
-Buen amigo, ¡salud! pareces muy preocupado. ¿Puedo ayudarte en algo?
-¡Ay! -respondió el mercader- Me encuentro muy afligido porque acabo de perder la joya más valiosa de todas...
-Bueno, la pérdida de una joya seguro que no es gran cosa para ti. Llevas gran cantidad de ellas en tus camellos y seguro que no te costará reponerla.
-¿Reponerla? -exclamó el mercader- ¡Si fuera tan sencillo! No conoces el valor de mi pérdida…
-¿Cuál es la joya que has perdido?- preguntó el viajero.
-Una joya como ninguna otra, que no volverá a hacerse jamás. Se encontraba tallada en un pedazo de piedra de la vida y realizada en el taller del tiempo. Sus adornos eran veinticuatro piezas brillantes, agrupados a su alrededor sesenta más pequeños… Es imposible que se llegue a reproducir otra joya con similares características.
Una joya como ninguna otra, que no volverá a hacerse jamás
-Debía ser preciosa, sí – expresó el viajero – Pero, con mucho dinero ¿no podrías hacerte otra igual?
-La joya perdida era un día... Y un día que se pierde, no vuelve a encontrarse...
Y nos regaló sus días”, finalizó.
Se marchó de Utrera :“De Noelia sabemos muy poco porque se fue de Utrera. Sí que es verdad que se sabe que ella no tiene contacto con la familia de él. Ahí han pasado cosas que ellos sabrán, pero bueno... No te puedo decir mucho más. Cuando falta el capitán, se hunde todo el barco”.
Mientras el hijo mayor está jugando en el Real Madrid infantil B, donde muestra un talento que ha heredado del padre.
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