Tecnología
¿Y si los avances en la Fórmula Uno nos salvaran las cenas de Navidad?
Las innovaciones en aerodinámica se pueden trasladar a los sistemas de ventilación de los hogares
En 1960, el legendario Enzo Ferrari, creador de la mítica fábrica de automóviles italiana, pronunció una frase que en aquel momento tenía mucho sentido, pero poco después fue perdiendo fuerza y el tema criticado se convirtió en algo fundamental: «La aerodinámica es para fracasados que no saben hacer motores». El fundador se refería a sus coches de competición y la escasa importancia que la gestión del aire tenía en esos momentos. Pero, los constructores de motores, poco a poco, fueron igualando las prestaciones y la aerodinámica se convirtió en un factor vital y diferenciador para el desarrollo de los monoplazas. Además, la industria del motor, que siempre ha considerado la Fórmula Uno como un laboratorio de ideas muy importante para materializar en los coches de calle, empezó a interesarse por la aerodinámica.
La ciencia que estudia cómo «vencer» la resistencia al aire y así obtener beneficios en forma de menor consumo de combustible, menos ruidos, más agarre… se convirtió en vital para las marcas. Con los motores de gasolina o diésel la ganancia empezó a reducirse, pero la llegada de los vehículos eléctricos trajo otro impulso a la aerodinámica. Un coche eficiente desde este punto de vista puede conseguir rebajar la resistencia al aire, reducir el trabajo y esfuerzo del motor y de esta forma obtener más kilómetros de autonomía. Hoy, junto el sector aeronáutico, la F-1 es un campo que cuenta con los mayores avances en este sentido. El estudio de la aerodinámica sirve para que el coche ofrezca la menor resistencia al aire, para refrigerar e incluso, para usar ese flujo de aire en beneficio propio y tener más agarre.
Los beneficios de la aerodinámica pueden ser sorprendentes. Recientemente McLaren presentó un concept car denominado Elva que prescinde de cristal delantero y es capaz de canalizar el aire a su antojo por otras zonas para que conductor y copiloto no sean molestados por el viento hasta determinada velocidad. Pero estos beneficios van más allá de la industria del motor.
En plena pandemia, la F-1 reaccionó fabricando respiradores. El gran objetivo es impedir el contagio y en este sentido las autoridades siempre han insistido en tener una correcta ventilación en interiores. Y ahí es dónde la F-1 puede aportar muchos avances.
El primero en aplicar todos los conocimientos adquiridos en la F-1 para adaptarlos a una perfecta ventilación fue el ingeniero británico Nick Wirth. Llegó al campeonato en los años 80 y fue parte importante en equipos como Simtek, Benetton, March y recientemente en Virgin Racing, la escudería creada por el multimillonario Richard Branson. Sus éxitos no fueron sobresalientes, pero hoy posee una consultora que trabaja con varios equipos y tiene uno de los simuladores más avanzados. Fue uno de los primeros en empezar a hablar de simulaciones computacionales. Y todo esto en una etapa analógica en la que parecía un verdadero «loco». Hoy, asesora a estudios de arquitectura para mejorar la ventilación de los edificios. Y uno de sus últimos estudios hace referencia a la forma de crear viviendas y sus sistemas de ventilación. El inglés estudió cómo se produjeron los contagios en lugares públicos y privados de Wuhan y concluyó que había que optar por sistemas que fueran capaces de recircular el aire hacia el suelo para que luego fuera desinfectado correctamente.
Con esta solución, que parece sencilla, pero que está precedida de un complejo estudio realizado por Wirth Research, asegura que puede reducirse la distancia de seguridad entre personas y rebajar los contagios. El responsable afirma que las vacunas son importantes, pero afirma que los edificios y las viviendas deben estar preparadas para luchar contra virus futuros.
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