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“Valdanito” Crespo entra en la historia al ganar el primer título para Defensa y Justicia

El equipo argentino ha conseguido la Copa Sudamericana al derrotar en la final a Lanús (3-0) sin haber ganado nunca un título nacional

Hernán Crespo
Hernán CrespoNicolas AguileraAP

Hernán Crespo fue en su momento el jugador que más dinero acumuló en traspasos después de pasar por el Parma, el Lazio, el Inter y el Chelsea. Ahora es un entrenador que comienza en los banquillos y que ha conseguido el milagro de hacer campeón de la Copa Sudamericana, el equivalente de la Liga Europa, al modesto Defensa y Justicia, un equipo que nunca antes había ganado un título.

El club representantivo de la ciudad de Florencio Varela, en el Gran Buenos Aires, derrotó a Lanús (0-3) en el estadio Mario Alberto Kempes, de Córdoba. Y para que todo fuera perfecto en la final entre dos equipos argentinos fue el propio “Matador” en el estadio que lleva su nombre el que depositó la Copa sobre el campo.

Con 45 años, la carrera de Crespo como técnico está comenzando. Antes de llegar Defensa y Justicia trabajó en el Módena de la Serie B italiana y en Banfield en Argentina. Pero es ahora cuando comienza a conocer el éxito que siempre lo acompañó como futbolista.

Para prepararse comenzó trabajando con Carlo Ancelotti cuando entrenaba al PSG y es “Carletto” el entrenador al que más admira. Fue su técnico en el Milan cuando perdieron la final de Champions contra el Liverpool en Estambul. Observó también los entrenamientos de Mourinho y de Simeone, trabajó en las divisiones inferiores del Parma y en el grupochino propietario del Granada y del Tondela portugués. Y así se fue formando el Crespo entrenador, que ha conseguido triunfar a partir del bloque. Nadie destaca especialmente en Defensa y Justicia sobre el resto, todos persiguen el mismo objetivo.

Sí tiene claro que si tuviera un Hernán Crespo en el equipo lo pondría. “No por vanidad”, confesaba en una entrevista en “Página 12″ sino porque le gusta jugar con delanteros como Brian Romero, el máximo goleador del torneo que también marcó en la final.

Crespo reconocía en esa misma entrevista que le costó seis meses adaptarse a su vida de jubilado cuando se retiró con 36 años. Se pasaba el día en casa, viendo películas, alejado del fútbol. Hasta que un día una de sus hijas le preguntó: “Papi, ¿por qué a nosotros no nos falta nada y tú no trabajas?”. “Me mató”, confesaba.

Sus hijas no habían vivido en plenitud su carrera como futbolista y no quería darles un ejemplo de vida fácil. Hizo la segunda parte del curso de entrenador y comenzó a redirigir su carrera. Antes también había trabajado como comentarista, siempre buscando retos. Comentó el Mundial de Sudáfrica para ESPN en inglés. “Hubiera sido muy fácil hacerlo en español o en italiano”, dice.

Últimamente, Crespo ha vivido tiempos duros. Se separó de su mujer y ahora tiene a sus tres hijas a 3.000 kilómetros. Viven en Parma, en el norte de Italia, lo que supuso una preocupación añadida durante el confinamiento más estricto. En esos meses la pregunta que se hacía era cuándo podría volver a ver a sus hijas.

No podía estar con ellas, pero sí con sus padres. Consiguió el permiso para viajar y vivir con ellos. Para cuidarlos. Su padre, del que aprendió que lo que más valor tiene en una persona es la palabra, estuvo al borde de la muerte hace tres años, pasó tres meses en coma. Ahora tiene 78 años -76 tiene su madre- y él se ocupó de cocinar para ellos y de atenderlos.

Ya era entrenador de Defensa y Justicia, pero el campeonato estaba parado. La reanudación le ha permitido disfrutar del éxito en la Copa Sudamericana. Su primer título como entrenador.