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Sevilla F.C.

3-0. Tres penaltis, tres goles, tres puntos

3-0. Tres penaltis, tres goles, tres puntos larazon

Primera victoria del curso para el Sevilla en el regreso a la Liga de Campeones. Los de Emery sentenciaron al Mönchengladbach con dos penas máximas. Konoplyanka cerró una noche redonda.

Al quinto intento, ganó el proclamado mejor Sevilla de la historia. Muy oportuno fue el triunfo ante un flojísimo Borussia Mönchengladbach, pues la configuración de este denominado «grupo de la muerte», con el City y la Juventus ejerciendo de espantajos, hace que este marcador rotundo pueda considerarse ya clave de cara a la obtención del objetivo principal de los de Emery en la «Champions»: quedar terceros y caer a la «Europa League», su competición fetiche y en la que defiende dos títulos consecutivos. Pocas cosas tan benéficas hay en la vida como tener claras las propias limitaciones y fijar así con lucidez los propósitos. La maldición del gitano la sufrió el Sevilla en una primera parte que empezó en tromba y terminó desesperado. El Borussia se plantó en sus treinta metros con ocho futbolistas, que ni siquiera eran titánicos en la presión. Simplemente, ahí estaban. Lo que facilitó que Banega y Gameiro generasen mucho peligro entre líneas. El delantero francés, chisposo sin la compañía de un ariete que más bien le supone un estorbo, combinó con Vitolo, que remató al poste, y el rebote fue a pies de Reyes, que mandó la doble ocasión a las nubes. El personal presagió entonces una noche plácida y, claro, enseguida cundió la impaciencia.

Este inicio fulgurante fue el preludio de un periodo en el que los alemanes sólo asustaron en un par de balones parados, mientras que el Sevilla hilvanó algo más de fútbol que en sus comparecencias anteriores, pero no supo sacar ventaja de su dominio. La culpa, quizá, fue exclusivamente de la mala puntería en algunas acciones, de los deficientes centros de Tremoulinas, que siempre aparecía solo por su costado para ponerla en la grada, y de Sommer, que detuvo con la yema de los dedos un zurdazo de Gameiro cuando se entreveía el descanso. También, a qué negarlo, porque los sevillistas juegan en este principio de temporada sin pasión, con un deje funcionarial impropio de los hambrientos de gloria.

Sentirse mejor, pero no marcar es el peor tratamiento para la ansiedad que ya empieza a acusar este Sevilla cuyas ambiciones estivales menguan por días. Por eso el penalti, dudosísimo, que Pavel Královec pitó en el primer minuto de la segunda parte fue mano de santo. Bendito árbitro checo, que observó punible la acción del portero sobre Vitolo en un balón dividido. Gameiro lo clavó en la escuadra y noventa segundos después, tras ser trabado Reyes en el área, estampó un segundo penalti en el larguero. El tema de colarla dos veces consecutivas es más propio de los tiros libres del baloncesto. En el fútbol, conviene cambiar de lanzador. Cuando Gameiro fue derribado y Kralovec decretó el tercer penalti, hasta el galo tenía claro que el ejecutor habría de ser otro. Así, fue Banega quien regaló al sevillismo el rato de disfrute, sin angustias, que había venido a buscar. Para colmo de bienes, salió Konoplyanka para marcar en su primer balón, merced a una cantada del portero. Noche redonda en Nervión.

3 - Sevilla: Sergio Rico; Coke, Andreolli, Kolodziejczak, Trémoulinas; Krychowiak, N’Zonzi; Vitolo, Éver Banega (Krohn-Dehli, m.75), Reyes (Konoplyanka, m.83); Gameiro (Immobile, m.71).

0 - Borussia Mönchengladbach: Sommer; Korb, Brouwers, Jantschke, Wendt; Hahn (Nico Schulz, m.73), Stindl (Dahoud, m.67), Nordtveit, Traoré; Hazard, Raffael (Drmic, m.84).

Goles: 1-0, M.47: Gameiro, de penalti. 2-0, M.66: Banega, de penalti. 3-0, M.84: Konoplyanka.

Árbitro: Pavel Královec (República Checa). Amonestó al local Reyes (m.78) y a los visitantes Browers (m.49) y Stindl (m.52).

Incidencias: Partido de la primera jornada del Grupo D de la Liga de Campeones, disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante unos 40.000 espectadores, entre ellos alrededor de 2.000 aficionados alemanes. Césped en perfecto estado.