Athletic de Bilbao
El Athletic frena al Madrid (1-1)
En tan pocos campos se le hacen tan largos los partidos al Madrid como en San Mamés, un lugar donde en raras ocasiones se despliega sin problemas. Será el ambiente o las pinturas de guerra que se ponen los jugadores rojiblancos cuando llega el conjunto de la capital, el caso es que cada choque allí es una prueba para medir la madurez y el fútbol de los blancos. Tras tres encuentros de Liga de muy buenas sensaciones, pasaron los de Lopetegui por Bilbao y dejaron una sensación agridulce, que sí, pero no, quizá que aún no es suficiente. Tuvo rachas buenas el Madrid y momentos de pesadez, tuvo los tres puntos en un par de ocasiones, pero el portero rival se las sacó y acabó mal, sin atormentar al rival, quizá cansado.
Fue el Athletic quien consiguió llegar a los últimos minutos en el área madridista incordiando a Courtois. Porque a coraje y voluntad pocos equipos van a superar al Athletic, si es que juega con esa entrega todos los encuentros, que eso también está por ver. Cuando ya no estaba Muniain y cuando Williams no podía hacer un kilómetro más, el conjunto de Berizzo reaccionó contra la adversidad y contra el destino: el Madrid había empatado, estaba jugando en el campo contrario y empezaba a tener la verticalidad que antes le había faltado. Tuvo Asensio el partido en un pase increíble de Sergio Ramos, pero Unai Simón estuvo fantástico en esa jugada en un remate del central a bocajarro. Se apoyó el Athletic en su portero cuando peor lo tenía y acabó renaciendo para quitarle la autoridad al Madrid, negarle la victoria y buscar el segundo gol.
El equipo de Lopetegui tiene virtudes, como el gusto por el balón y un montón de opciones para jugar de distintas maneras, como demostró en San Mamés con cada cambio del entrenador, pero también defectos, que le debilitan y le ponen los partidos cuesta arriba: por la banda izquierda blanca, la que defiende Marcelo es por la que más tantos produce el rival, casi en todos los partidos. Todo el peligro le viene por ahí al nuevo Real Madrid, porque al brasileño le cuesta concentrarse y a Ramos le cuesta también corregirle.
Cuando De Marcos apareció por primera vez y única en el partido, fue mortal. Llegaron él y Williams y Muniain, como una avalancha y no supieron como detenerlos ni Ramos ni Marcelo. No fue un gol muy estético, de trompicones, casi de rugby, pero suficiente como para descolocar al Real Madrid, que empezó con estilo y se fue apagando durante la primera mitad sin excesivas oportunidades y con menos fuelle que en duelos anteriores.
Lopetegui no es un entrenador que se acomode y no está dispuesto a que lo hagan sus jugadores. Su futbolista favorito en la Selección era Isco, pero ya suma dos partidos consecutivos sin ser titular en el conjunto blanco. Apostó por Ceballos porque le gusta la fluidez que da al juego. Los mejores minutos blancos antes del descanso fueron los mejores suyos: nunca da un toque de más. Él sabe que lo breve vale doble y parece un fanático del primer toque.
Además, Lopetegui, hizo otro movimiento sorprendente en el Madrid de los últimos tiempos: dejó a Casemiro en el banquillo, algo que era impensable porque «Casi» es el futbolista que fija al resto del equipo. El primer plan de Julen duró cuarenta y cinco minutos y el entrenador no debió acabar muy satisfecho. El Madrid se fue al descanso con un gol en contra y el buen comienzo, con el equipo presionando arriba y la defensa muy alta se fue desfigurando.
Tuvo el Madrid tramos buenos en la primera, pero fue más constante en la segunda mitad. La salida de Casemiro cambió al Madrid: hizo que Kroos jugara más arriba para hacer cosas como la del pase a Bale en el tanto del empate. Pudo hacerlo desde el campo rival, ya que tenía a Casemiro a sus espalda. Aunque es verdad gran parte de la segunda parte el brasileño se la pasó casi como media punta, por detrás de los centrocampistas rivales. Isco, que había salido por Modric, en otro cambio sorprendente de Lopetegui, y Kroos hacían jugar al equipo, mientras que Casemiro se movía hacia delante para no interrumpir.
Empató el Madrid y parecía que iba a haber una tormenta blanca en busca de la victoria, pero no lo permitió el Athletic, salvado por su portero y porque no aparecieron jugadores decisivos: Marcelo apenas fue ataque y Bale y Benzema pasaron como futbolistas secundarios. Hubo mucha tensión, mucho calor y cansancio, un par de ocasiones y una igualdad constante que nadie supo romper.