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El Chiringuito de Pedrerol: Los celos de Di María

El Chiringuito de Pedrerol: Los celos de Di María
El Chiringuito de Pedrerol: Los celos de Di Maríalarazon

Di María quiere marcharse del Real Madrid. El salvador de Argentina contra Suiza está haciendo un gran Mundial y fue de los mejores la pasada temporada en el club blanco.

Di María quiere marcharse del Real Madrid. El salvador de Argentina contra Suiza está haciendo un gran Mundial y fue de los mejores la pasada temporada en el club blanco. Y ahora se ha venido arriba. Quiere hacer las maletas, o eso está dejando caer con muy poco tacto. Alguien le está aconsejando muy mal. No puede ser que se quiere marchar del Madrid en el mejor momento, tanto suyo personal como del equipo. No puede ser que quiera traicionar a un público, el del Bernabéu, que le perdonó muy pronto y sin condiciones un gesto muy feo. Un gesto horrible, tocándose los «cataplines» mirando a la grada. No puede ser que diga desde el otro lado del mundo que no sabe dónde jugará la temporada que viene, cuando tiene cuatro años de contrato. No puede ser que quiere dejar en la estacada a Ancelotti, que ha sido como un padre para él cuando era blanco de todas las críticas. No puede ser que su valiente decisión de pelear un puesto cuando se fichó a Bale, el verano pasado, se haya quedado en nada. No puede ser que Di María tenga celos de la posición donde juega el «crack» galés, cuando en el centro del campo se ha «acomodado» muy bien y ha podido lucir todo su fútbol. No puede ser que Di María quiera seguir los pasos de Özil, que se marchó a ver por televisión cómo el mejor equipo del mundo actualmente ganaba la Décima y se está diluyendo poco a poco en el panorama internacional. No puede ser que quiera cometer un error tan grave. Seguro que reflexiona, escucha a los que le quieren y rectifica a tiempo. El Madrid de la próxima temporada promete ser un equipo más que competitivo. Y el «Fideo» tiene que jugar en él. ¡Di María, quédate!

El Madrid merece otro trato

Los futbolistas van a lo suyo. Viven en su mundo y nadie les dice las cosas como son. Oyen lo que quieren oír. Di María no ha valorado el trato que ha recibido en Madrid desde que llegó hace cuatro años, y tampoco tiene en cuenta cómo le ha tratado siempre la grada. Si no está contento, que se lo diga al club. Le ayudarán. Si quiere ganar más, que lo siga justificando en el campo y tendrá su aumento, como lo ha tenido otras veces. Si quiere jugar en otra posición, que confíe en Ancelotti, que sabrá encontrar lo mejor para él como ya hizo esta pasada temporada. Si tiene celos de Bale, que juegue mejor que él. Hay mejores formas de hacer las cosas. Que negocie, pero con discreción. Es imperdonable que lance su malestar desde la concentración de Argentina. El Madrid le ha hecho más grande de lo que cree y merece su agradecimiento.

Quien le quiera, que ponga 200 millones

Si se va, dará un paso atrás. Y seguramente no encontrará lo que ya tiene en Chamartín: el cariño de la afición, el respeto de sus compañeros y el reconocimiento del cuerpo técnico y la directiva. Di María es un ídolo. Ha superado un problema personal y lo tiene absolutamente todo para seguir siendo feliz jugando al fútbol. Es un auténtico jugón. Eso no lo duda nadie. Pero su agente no le está haciendo ningún favor. ¿Qué tiene que hacer el Madrid? ¿Concederle todos sus deseos? ¿Plegarse a todos sus caprichos? Si quiere irse, que ponga la pasta. Como Özil. Que siga sus pasos si quiere. Cuando se fue el alemán, parecía el fin del mundo... y fue todo lo contrario. El Madrid está por encima de todo y de todos. Y en el club lo tienen muy claro: gratis no se va a ir. El que le quiera, que ponga los 200 millones de su cláusula sobre la mesa.