F-1

Canadá

McLaren, en punto muerto

Hamilton ganó por delante de Rosberg y Bottas. Sainz fue duodécimo, otra vez por delante de su compañero de escudería. Alonso abandonó por problemas mecánicos

Lewis Hamilton celebra su cuarto triunfo de la temporada
Lewis Hamilton celebra su cuarto triunfo de la temporadalarazon

Nada nuevo bajo el sol. Lewis Hamilton volvió a dar un puñetazo en la mesa e hizo valer su superioridad en cuanto a pilotaje sobre su compañero Rosberg, que sólo pudo seguir su ritmo desde la distancia, no mucha, pero sí lo suficiente como para impedirle hacer nada inquietante. El británico conquistó una importante victoria, sobre todo después del error que entre su equipo y él cometieron en la pasada carrera de Mónaco, en la que perdió un triunfo que tenía en el bolsillo. Ahora vuelve a distanciarse en la clasificación general y además, vuelve a golpear psicológicamente a su rival y compañero.

Por detrás, Kimi Raikkonen no pudo hacer valer la tercera posición conquistada el sábado, ya que cometió un error de conducción en la curva más lenta del circuito. Realizó un trompo y desde entonces perdió el ritmo en favor de Bottas, que alcanzó el tercer puesto del podio. Mantuvo su estrategia y jugó bien sus cartas una vez recibido el regalo del piloto de Ferrari. Lo mejor de todo fue la remontada que llevaron a cabo Sebastian Vettel y Felipe Massa. Ambos salieron desde muy atrás por diferentes cuestiones y escalaron hasta la quinta y sexta plaza respectivamente.

En cuanto a Carlos Sainz, el madrileño era consciente de que su coche sufriría en un lugar donde la velocidad punta lo es casi todo. No salió bien, pero, poco a poco, fue recuperando el terreno perdido. Cruzó la meta en duodécima plaza, a las puertas de la zona de puntos y otra vez por delante de su compañero de equipo. Sin duda, está demostrando tener mucha velocidad e inteligencia para saber llevar la presión ejercida por sus jefes y, sobre todo, por manejar muy bien la atención mediática de su compañero Verstappen, al que cada vez deja sin argumentos, carrera a carrera. En Austria, en un escenario que le viene mejor a su monoplaza, puede volver a brillar. Además, corre en casa de su escudería.

Lo peor fue otra vez para Fernando Alonso. La relación entre el asturiano y McLaren vuelve a ser tensa. El español se desespera por la falta de rendimiento del coche y, especialmente, por los procesos lentos y parsimoniosos con los que Honda afronta el desarrollo y los problemas del motor. Ayer escenificó su desacuerdo discutiendo con su ingeniero y, además, antes de retirarse comentó por radio que nada en el coche funcionaba.

Desde luego, el de McLaren no merece vivir una situación así y a pesar de que en las primeras vueltas escaló varias posiciones, poco después debió bajar el ritmo. Su pique con Vettel, que venía por detrás debido a los problemas sufridos el sábado y a una sanción impuesta, sirvió para recordar que sigue siendo uno de los mejores pilotos en pista. Fuera de ella es otra cosa, sobre todo a la hora de elegir el momento y los equipos a los que ir. Al término de la carrera, más calmado, comentó que seguía creyendo en los japoneses. La situación es casi insostenible para un bicampeón como él y el discurso empieza a agotarse. En las siguientes carreras seguirán probando y ya nadie en McLaren se atreve a fijar un plazo para obtener algún resultado. En Canadá la unidad de potencia de Honda incorporaba mejoras, pero la fiabilidad, la falta de velocidad punta y de adaptación al circuito condenaron al equipo británico, cuyo segundo piloto también abandonó.