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Bienvenido Mr. Neymar

Neymar, pisa el Camp Nou
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No regalaban caramelos. Ni entradas de cine. Ni siquiera billetes de veinte euros. Pero más de cincuenta mil personas se acercaron ayer por la tarde, lunes laborable, al Camp Nou a aclamar a su nuevo ídolo. 56.500, según el club. Neymar vino, vio y venció. Superó la revisión médica, firmó su contrato y saltó al césped de su nuevo santuario vestido de azulgrana, aunque aún sin dorsal. Cada paso que dio desde que el avión tocó tierra en El Prat fue retransmitido a través de las redes sociales como si del hijo pródigo se tratara. Luis García Berlanga estaría orgulloso.

Neymar ya es un ídolo de masas en Barcelona. Unas horas le bastaron para meterse al público «culé» en el bolsillo con su simpatía y una sonrisa que no se le borró del rostro ni un solo segundo. El brasileño llegó bien aleccionado y pronunció sus primeras palabras en un catalán más que correcto, ante el jolgorio del público. Agarró el micrófono desde el centro del Camp Nou después de hacer unas filigranas con el balón y se dirigió a la gente: «Bona tarda a tothom, sóc molt feliç per ser jugador del Barça (Buenas tardes a todos, estoy muy feliz por ser jugador del Barça)», espetó. El estadio se caía y sonó con mucha fuerza el «¡Neymar, Neymar!» que inició el «speaker».

Fue una jornada sin tregua para la nueva estrella azulgrana. Aterrizó con un poco de retraso en Barcelona y salió disparado hacia las oficinas del club. Allí empezó a comprobar en primera persona la expectación que ha levantado su fichaje. Los seguidores se apelotonaban en la valla que delimita el recinto del club a la espera de su llegada. Su aparición despertó los primeros gritos de ánimo. Neymar, con gorra negra, camiseta blanca y pantalones oscuros, se paró a saludar y hacerse las primeras fotos sin perder la sonrisa. Llevaba muchos años esperando este momento. «Agradezco al Barça haber hecho realidad el sueño de un niño que un día decidió ser igual que sus ídolos y jugar en este club», apuntó.

Neymar viajó con buena parte de su familia –su madre y su hermana llevan en Barcelona unos días buscando casa– y unos amigos. Una corte que requirió de un autobús para recogerlos en el aeropuerto. «La decisión de fichar por el Barça la he consensuado con mi familia, pero la última palabra la tenía yo», expuso sobre su llegada. El crack brasileño superó la revisión médica sin problemas y por fin pudo firmar su contrato, que le unirá al Barcelona durante cinco temporadas. A Neymar se le veía feliz, pero deslizaba una timidez que le hacía conectar aún más con la gente. «Estoy muy emocionado, es la ilusión de mi vida. Doy gracias a Dios por darme esta oportunidad y tener la suerte de jugar al lado de cracks como Messi, Xavi o Iniesta», remarcó.

La operación le ha costado al Barcelona 17 millones más de lo que había previsto la temporada pasada. Calculó 40 y ha acabado pagando 57, en parte por haber adelantado un año su contratación y en parte por la «intromisión» de otros clubes, según desveló Josep Maria Bartomeu, vicepresidente deportivo azulgrana. El fichaje empezó a fraguarse hace dos años, cuando los técnicos se fijaron en Neymar y lo recomendaron al club. «Es un jugador responsable, que se echa el equipo a la espalda. No tiene una ubicación exacta en el campo, pero tiene mucho gol y mucho desequilibrio», reza un informe que hay en la secretaría técnica fechado el 31 de enero de 2011, durante la disputa del Suramericano sub'20 en Perú. Así definió Andoni Zubizarreta a Neymar, que escuchaba entre asombrado y sonriente.

El gran momento del día para el crack, sin duda, fue cuando saltó al césped del Camp Nou, exactamente a las 18:37, ante el júbilo de los aficionados. Más de uno se avanzó al club y ya vestía una camiseta con su nombre, a la espera de saber su dorsal. «Eso es algo que no me preocupa nada», explicó luego el brasileño. Neymar repartió balones entre la grada, dio una vuelta de honor y fue agasajado por las decenas de niños de la escuela del Barça presentes en la hierba, mientras miles de flashes inundaban las gradas. De lo que no se da cuenta la gente es de que hace exactamente 60 años Neymar ya existía, pero se hacía llamar Marshall.