El par de amistosos de la Selección comenzaron focalizando el morbo en eso que Vicente del Bosque dio en llamar «dulce transición» en la portería, y por ahí me da que el trasvase de poderes de la titularidad de Casillas a De Gea si no ha concluido en favor del portero del United, casi, casi. Una deducción que va más allá de que De Gea estuviese soberbio y decisivo ante Italia e Iker sobrio anoche ante Rumanía en su partido récord nº 166. Pero al margen de los porteros, hay motivos para seguir viendo la botella medio vacía en el juego de la Selección. Contra Italia no se chutó, ante Rumanía hubo fisuras y ningún control. Muchas sombras. Dos ensayos inútiles.

- Síntomas

A ver, por partes. Conociendo el manejo de este tipo de situaciones políticamente correctas tan suyas del seleccionador, me da ya que De Gea apunta a titular en la cabeza de Del Bosque. Hasta ahora la «alternancia melosa» en la portería se había guiado por una especie de ley «delbosquista» no escrita: el primer partido, el más serio, el oficial cuando uno lo era y el otro no, lo jugaba Casillas y el segundo, De Gea. Los términos se han invertido esta vez en una decisión significativa. David contra la poderosa Italia, Iker frente a la modesta Rumanía. ¿Alea iacta est?.

- El casting del 9

Otra cosa es ese casting del «9», en el que Aduriz tiene que estar sí o sí, como los jóvenes Morata y Alcácer. ¿Y qué hacemos con Diego Costa? Esta vez me apunto a la corriente general de que debería haber perdido todas sus opciones por su pésimo rendimiento dentro del campo y sus «patosadas» fuera. Una corriente de la que sigue apartándose Vicente del Bosque, que cada vez que puede le hace un guiño a Costa. En cuanto a la valoración general, dos amistosos flojos en intensidad y en juego que dejan muchas sombras. El seleccionador español tiene tarea y nada dulce. Mucha...