Real Madrid
Benzema sigue bailando y mete al Madrid en semifinales (1-3)
Dos goles del francés y otro de Llorente dieron la victoria al Madrid contra el Girona. Porro marcó el tanto local. Buen encuentro de los de Solari, que siguen con su línea ascendente
Mediada la segunda mitad, Solari decidió que Benzema debía guardar su magia y descansar para próximas batallas y escenarios donde seguir deslumbrando. Ya había hecho todo lo que tenía que hacer contra el Girona, lo habitual en estos tiempos: resolver el partido y ser el mejor del Madrid mientras estuvo en el campo. Los aficionados blancos más críticos asisten con algo de incredulidad a la aparición de este Karim tan constante en su nivel de juego, tan decisivo, tan elegante que ha aniquilado a sus detractores al tiempo que va dejando tirados rivales según baila en el ataque. Es un futbolista deslumbrante, que a veces parece sorprendido por su propia capacidad. Antes no hacía goles y ahora lleva un ritmo trepidante; antes desaparecía en muchos encuentros y ahora aparece por todos lados. Se siente cómodo con Vinicius dándole desmarques continuos y con Lucas Vázquez trabajando a destajo por el otro lado.
Él, mientras, baila.
Si el Girona tenía alguna esperanza de anular la ventaja del Madrid conseguida en la ida, el delantero francés se la borró sin compasión. Solari ha decidido que no se tira nada y ya ha conseguido algo que no lograba un entrenador del conjunto blanco desde que Ancelotti ganó la Copa en 2014: ponerlo en las semifinales de una competición que no le trataba bien.
Nada de rotaciones de más y nada de tonterías. También es verdad que ahora los teóricos suplentes lo son menos en el equipo blanco. Es decir, juega Llorente y se supone que es el recambio de Casemiro, pero bien podría hacerlo por él en partidos importantes. Su gol confirmó que la lesión no le ha dejado fuera de juego ni le ha restado ni un poquito de su competitividad. O es titular Ceballos y ya no da la impresión de que sea un jugador de recambio, sino un futbolista habitual en el equipo. Marcelo volvió a la izquierda y Keylor Navas a la portería, donde otra vez dejó una serie de paradas en la primera mitad con las que confirmó que no se va a rendir.
El de Costa Rica paró la energía del equipo local cuando aún soñaba con remontar o hacer daño. Sólo en la segunda parte, derrotado ya, consiguió superarle Pedro Porro en una contra. Únicamente en esos minutos se relajó el Madrid, sólo ahí se permitió pensar en el futuro, que promete ser trepidante. A ver qué dice el sorteo, pero puede presentar un clásico justo antes de que el Real Madrid vaya al Wanda y a Ámsterdam a enfilar una temporada que ahora despierta buenas sensaciones.
Para cuando marcó el gol el Girona, Solari había quitado ya a Benzema y a Ramos, los dos con más minutos esta campaña, y también a Vinicius, que lleva una maratón de encuentros y no es conveniente que se agote antes de que llegue lo decisivo. En su lugar entraron: Bale, que va cogiendo la forma, y Asensio, que necesita ponerse a punto cuanto antes y hacerse notar porque corre el peligro de caer, por primera vez en su carrera, en la atonía.
Está viviendo el Madrid una sensación distinta en la Copa, casi desconocida: no sufre en las eliminatorias. Superó al Leganés sin ninguna duda y no dio ni una opción al Girona en los dos encuentros. El de vuelta de ayer era propicio para despistarse y dejarse llevar, un día casi de oficina. Sin embargo, estuvo serio el Real Madrid, sin prisas, pero con las ideas muy claras. Al principio llevó las riendas del partido, con largas posesiones, seguro de sí mismo. El equipo catalán lo intentó durante algunos instantes de la primera mitad, logró contrarrestar el dominio blanco e inquietó arriba. Buscó el lado de Marcelo, como hacen todos y algunas dudas de Ramos. No fue a más.
Con el gol en contra supo que era mejor centrarse en otras cosas, en la Liga, donde le va la vida. Ocurre algo que hace un mes no ocurría: el Madrid ya impone a los rivales, que ya no le ven vulnerable.