En las primeras ocho jornadas de Liga, Ronaldo había marcado dos goles. Entre que estuvo lesionado y que no encontraba su mejor forma, el portugués presentaba unos números desconocidos para lo que es habitual en él. Después marcó tres al Alavés, tres al Atlético y dos al Sporting, como si le hubiese entrado hambre de repente, su hambre habitual y ya fuese imposible saciarla. «Ha conseguido todo este año y todavía tiene hambre. Eso es bueno para el grupo», explicaba ayer Zidane, acerca de su mejor futbolista. Ayer se supo, además, que junto a Messi y Griezmann, Cristiano era finalista para el premio al mejor fubolista del año que este año reparte la FIFA. Todo indica que además de la Champions y la Eurocopa, se va a llevar el Balón de Oro que da «France Football» y el premio «The Best», que otorga la FIFA. Como se han separado, aumenta el botín. Además, le queda el Mundialito de clubes a final de año y una victoria hoy en el Camp Nou, que es casi como otro título, por la importancia que tiene para aclarar la Liga.

Sin Bale y con Zidane convencido de que equilibra más al equipo jugar con cuatro centrocampistas, Ronaldo va a actuar de delantero junto a Benzema. Es lo que ha hecho desde que empezó la temporada, cada vez ocupa menos la banda izquierda, el lugar desde el que ha desarrollado su carrera, y se mueve mucho por la zona del nueve, más cerca del área. Sin tanta explosión, ha llegado el momento de reconvertise en un goleador puro. Sus números no engañan: su instinto es el de un goleador, sólo que antes sorprendía en el área al llegar desde lejos y ahora tiene que aprender a moverse en menos espacios . «Es muy profesional, sabe cómo preparar el partido. Se conoce muy bien», contaba Zidane.

Mientras el resto del mundo estaba preocupado porque no llegaban los goles, él daba la impresión de que cuando se acababa el partido olvidaba su mala racha. Es cierto que en el campo, los gestos delataban desesperación, pero fuera ni cambiaron sus hábitos ni cambió su humor. Sigue siendo el futbolista que más remata de la Liga, muy por delante de Messi y Bale, y ha llegado al Camp Nou como Pichichi. «Lo que me interesa es que es muy importante para los demás jugadores. Su energía es tremenda y me alegro porque le veo contento y muy metido para conseguir cosas», continuaba ayer Zidane.

Luis Enrique piensa en Sergi Roberto o Mascherano para detenerlo y un central, pero teme una carrera, un desmarque de Cristiano. Con esos rivales, va a ser complicado frenarlo.