Real Madrid
Hasta que Mourinho nos separe
En la comida de Navidad, Florentino Pérez tuvo un emotivo recuerdo para Tito y volvió a insistir en las remontadas: «El Madrid no se rinde»
Lleno hasta la bandera en la comida de Navidad del Madrid con los medios. Florentino Pérez tomó la palabra, no pudo empezar mejor: «El mundo del fútbol está conmocionado. Sé lo que es un combate como éste. Éstas son las peleas que hay que ganar. Se puede luchar y se puede ganar. Sé que Tito [Vilanova] va a ganar. Mi reconocimiento y mi ánimo para Tito y su familia. El Real Madrid está con él».
Tito Vilanova fue intervenido ayer por la mañana en el Hospital de la Vall d'Hebrón. El Barcelona hizo público un comunicado en el que, además de notificar que la operación del tumor en la glándula parótida salió bien, reiteró que por expreso deseo del entrenador «se ruega respetar la intimidad y confidencialidad del proceso de recuperación», con tratamiento de quimioterapia y radioterapia durante seis semanas. En el sorteo de la Liga de Campeones, Gianni Infantino, secretario general del UEFA, tuvo un recuerdo para el técnico azulgrana.
Florentino Pérez habló también de la crisis. «No he conocido un año como éste, especialmente duro», y plasmó en su alocución sus buenas intenciones, que chocan con Alcibíades (Mourinho, según el parangón escrito por José Medina en «Cinco Días»), un militar griego, héroe de las guerras del Peloponeso, aunque, más por la supeficialidad de sus actos, que por su indomable espíritu traidorzuelo, su personalidad estaba más a tono con Narciso. Florentino evitó hacer comentario alguno sobre la vergonzosa encerrona que padeció un reportero en una habitación contigua a la sala de prensa del Bernabéu por parte de ese personaje «ungido por los dioses que suele terminar creyéndoselo», como Alcibíades, y que, protegido por cinco auxiliares, arrinconó e insultó al periodista. Pero pidió «rebajar la tensión», que en el Madrid se corta con un cuchillo, «porque es mala y perjudicial para quien la provoca».
En un concurso de provocadores, Mourinho disputaría el título a Ricky Gervais. Acaso por ello, Florentino regateó ese ruborizante y fresco pasado y, en plan conciliador, inisitió en que 2013 tiene que ser el año de las remontadas: «La gran remontada económica, la gran remontada del Madrid –otro sopapo en los morros a su técnico, derrotado cual Alcibíades, «no se rinde»– y la remontada de las relaciones entre nosotros». Quién sabe. Las relaciones entre el Madrid y los medios serán cordiales hasta que Mourinho nos separe. Amén.