La maldición alemana del Real Madrid se agigantó ayer. Son 24 visitas y un solo triunfo. Visto lo del Barça el martes y lo ocurrido en el Signal Iduna Park, la frase de Lineker, lo del fútbol y los alemanes, es lapidaria en este caso, y cobra un significado real en el fútbol de clubes.

El Real Madrid adoleció de la misma pandemia que en la fase de grupos. Los errores defensivos, entre otras imprecisiones. Y eso que lo avisó Mourinho en la previa del duelo frente al Borussia Dortmund, que aquellos goles fueron errores propios y que esperaba que si anoche los había fueran imparables, espectaculares. Nada pudo hacer Diego López, pero porque la defensa, con Pepe como hombre más franqueable, dejó vendido al portero.

No fue lo único de lo que previno el técnico portugués. Mientras el madridismo celebraba que el Borussia fuera el equipo que le tocaba en suerte, Mourinho nunca rebajó al equipo alemán a un escalón inferior al resto de semifinalistas. Cifró la valía y las posibilidades de Bayern, Barça y ellos dos en un 25 por ciento; todos igualmente valorados. Y no era en vano, más aún cuando en la memoria colectiva perduraban las dos derrotas sufridas frente al equipo de Jürgen Klopp, que terminó primero de grupo. El técnico nunca se ha referido a la maldición alemana, pues las estadísticas, a priori, uno siempre se propone romperlas, pero estaba ahí. Una vez más.