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Marcelino: «En la vida, y en el fútbol, no todo lo que se dice es verdad»

Pide al presidente del Rayo Vallecano una rectificación pública por compararle con el piloto de Lufthansa.

El entrenador Marcelino García Toral larazon

Pide al presidente del Rayo Vallecano una rectificación pública por compararle con el piloto de Lufthansa.

Marcelino fue ayer claro y oscuro, fue concreto y evasivo, según lo que quisiese explicar. El ex entrenador del Villarreal, cesado nada más comenzar la temporada, tras haber llevado al equipo a la eliminatoria de la Champions, quiso aclarar su despido después de que este se asociara al partido Sporting-Villarreal de la campaña pasada, cuando el conjunto asturiano ganó con facilidad y se salvó, justo lo que, como él dijo días antes, quería que pasase: «Estoy sorprendido con lo que ha pasado estos días. No hice nada para adulterar la competición», explicó ayer en una conferencia de prensa convocada sólo para dar su punto de vista. «Tengo la honradez como principio fundamental. Me pongo a entera disposición de los organismos deportivos y judiciales que haga falta para aclarar cualquier duda. Como hemos podido comprobar, en la vida y en el fútbol no todo lo que se dice es verdad», continuó. Él dijo una verdad antes de ese choque: quería que su rival se salvase. Le ganó y se salvó: «Unos días después del partido reconocí mi error de haber dicho eso. Hablé más con el corazón que con la cabeza».

Pero es que, además, después del encuentro, su mujer publicó en las redes su alegría por la salvación del Sporting, mientras los dos equipos afectados y descendidos ese mismo día, Rayo y Getafe, no podían ocultar su resquemor. Y todo parecía haberse terminado ahí.

Hasta que Roig, presidente del Villarreal echó a Marcelino el 10 agosto, antes del choque de ida contra el Mónaco en la previa de la Champions, y sobre todo, dijo: «No es un problema con los futbolistas, es un problema de honradez en el Villarreal. No puede venir alguien y hacer lo contrario de lo que piensa el club. Es un problema con lo que sucedió la pasada temporada y con lo que estaba sucediendo esta pretemporada». Entonces saltó Martín Presa, presidente del Rayo y sin freno, comparó a Marcelino con el piloto de Lufthansa que estrelló su avión y el entrenador se vio envuelto de nuevo en la polémica, en los rumores que no se dicen pero que todos sobreentienden. Por eso ayer Marcelino fue tajante con el comunicado que leyó: «Llamé por la tarde a Roig para aclarar la situación. Me atendió con respeto y cariño y me reconoció que nunca, nunca dudó de mi honradez. Él me autorizó a hacer pública esta llamada. “Si hubiera dudado, te habría despedido inmediatamente”, me dijo», contó respecto a Roig. «Mi relación con él –continuó–ha sido respetuosa y cercana durante los 44 meses de un proyecto ilusionante y con magníficos resultados. El trato fue impecable. Jamás se me dijo que un motivo fueran las dudas sobre mi honradez ni lo sucedido en el partido de Gijón».

Y, principalmente, contestó al presidente del Rayo Vallecano: «Ni estoy loco ni soy un asesino. Soy un entrenador profesional y honesto. Me ha insultado y ofendido. Si no rectifica, tomaré el consejo de mi abogado y ejerceré medidas legales».

Ése era el objetivo: responder a Presa y poner freno al ruido sordo con el que se dudaba de su honradez tras esa victoria tan sencilla del Sporting.

Pero si no se le despide por eso, entonces, ¿por qué el presidente del Villarreal tomó una medida tan drástica nada más comenzar la temporada? Entonces fue cuando Marcelino dejó de ser el comunicador preciso y empezó a dar vueltas: «Diferentes puntos de vista, mucho tiempo entrenando, que también genera roces, posturas de fuerza que yo consideraba necesarias...».