Brasil
Avanza el Brasil «industrial»
La selección canarinha venció por 2-0 a Serbia, con goles de Paulinho y Thiago Silva, y jugará los octavos de final contra México el próximo 2 de julio
La selección carioca venció por 2-0 a Serbia, con goles de Paulinho y Thiago Silva, y jugará los octavos de final contra México el próximo 2 de julio.
Después del terremoto generado por la eliminación de Alemania, no quería Brasil ser protagonista de otra caída histórica. Se trataba de no fallar y eso es lo que hicieron los de Tite, que si ya no eran un equipo brillantísimo antes del Mundial, al llegar a Rusia han perdido algo de brillo. Para derrotar a Serbia les bastó con su versión más «industrial»: una aparición de Paulinho y un cabezazo al primer palo tras un córner de Thiago Silva. Para lo que viene necesitarán más de Neymar, todavía algo escondido y dejando el liderazgo a Coutinho, indiscutiblemente hasta ahora el mejor jugador amarillo. El barcelonista volvió a desatascar el partido con una gran asistencia a Paulinho, que juega de centrocampista sin serlo. Casi no participa en la creación de juego y toca el balón lo justo porque lo que de verdad le gusta es plantarse en el área contraria y meter goles. Parte de una posición cercana a Casemiro, un dato que vale para los esquemas iniciales y poco más. Después, se descuelga mucho más arriba, buscando el espacio entre los centrales rivales. Justo ahí lo encontró Coutinho en un pase largo al que Paulinho le dio el «timing» necesario. Mientras el balón botaba miró al portero, controló la llegada de los defensas y metió la puntera para superar a Stojkovic y abrir el marcador.
Puro pragmatismo, una de las principales características de este Brasil al que Tite rescató de la confusión para enseñarle cómo debía jugar. El plan es que cada uno juegue a lo que sabe y no complicarse. Hasta la Copa del Mundo llegaron con la firmeza atrás y la pólvora arriba de Neymar, Coutinho y bien Gabriel Jesús o Firmino. El titular ahora es el delantero del City, al que le faltó un poco de colmillo para haber estrenado el electrónico un poco antes. El que lo cerró fue Thiago Silva en un saque de esquina para enterrar cualquier rastro de desastre.
Sin hacer un regate, quién lo iba a decir en otros tiempos, Brasil certificaba su pase a octavos como primero de grupo, lo que significaba irse a la parte izquierda del cuadro, que ya se puede denominar la de la muerte, junto a Uruguay, Argentina, Portugal y Francia. Allí cayó la «canarinha» que ha ganado su grupo sin muchos alardes, pero con la sensación de que tiene bastante margen de mejora.
Todavía no ha tenido que colgarse a la espalda de Neymar como ha hecho Argentina con Messi. Serbia opuso la resistencia justa, como si no se creyera en la machada. Matic creció en el mejor momento de los suyos, pero Mitrovic perdonó. Algo que esta versión de la selección brasileña no suele hacer.
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