Selección Española
«Que las niñas se atrevan a ser futbolistas»
España sub'20 juega hoy contra Japón la final del Mundial de su categoría. Ya ganaron cuando se cruzaron en la fase de grupos
España sub'20 juega hoy contra Japón la final del Mundial de su categoría. Ya ganaron cuando se cruzaron en la fase de grupos.
La película española «Toc, toc» es la que más éxito ha tenido en la concentración de la Selección sub'20 en el Mundial de Francia de su categoría. Están viendo más películas de lo esperado porque está siendo una concentración más larga de lo previsto. España ha llegado a la final que juega hoy (19:30, en Gol y Eurosport) contra Japón y las futbolistas han visto más películas de las que tenían preparadas y han jugado a más juegos de cartas de los que pensaban: el uno, el culo o el mentiroso son los habituales para pasar las largas horas de concentración, entre entrenamiento y entrenamiento o a la espera del partido. «Nosotras teníamos en mente pasar la fase de grupos, que ya era muy complicada, y no pensábamos en la final. Fue después de ganar a Nigeria, en cuartos, cuando nos vimos en semis y nos mentalizamos», dice Lucía Rodríguez, la lateral derecha del equipo. Después de Nigeria llegó Francia y hoy espera Japón. Ellas han pasado del anonimato al que parece condenado su deporte a salir en todos los medios y que su actuación tenga una repercusión que pocas veces había tenido. «Al final, cuando terminas los partidos y te llegan los mensajes, eso te llena: que haya gente que disfruta y lo sufre igual que tú», continúa Lucía.
Cuando era niña comenzó a jugar de mediocentro, después la retrasaron de central, porque era «la única que se enteraba de las clases tácticas», dice. Ahora se ha hecho con la banda derecha: es contundente, toma decisiones rápidas y es una pieza fundamental de un grupo coral, como se vio en la victoria contra Francia. Con una menos, contra la selección organizadora y sufriendo un penalti en contra, aguantaron por su capacidad de sufrir. Aunque lo que les gusta es tocar y salir con la pelota jugada, pero sin fanatismos. Si hay que dar un pelotazo, se da. Ya ganaron a Japón en el partido de la fase de grupos y tienen todas las esperanzas puestas para el choque de esta tarde.
Es para encuentros como el de hoy para el que tanto han trabajado y peleado desde que eran niñas, con sacrificios y buscándose un sitio donde no lo había. «Yo hacía natación, pero me aburría y le dije a mi padre que me apuntara al fútbol», asegura Lucía. «Jugaba en el recreo y quería seguir jugando, porque era lo que me gustaba. Pero el único sitio en el que podía jugar con chicos era en el cole».
A su padre le gustaba el fútbol, pero no era fácil ni se conocía un equipo de chicas donde poder seguir practicando el deporte que quería. «Sabíamos que el Rayo tenía un equipo femenino, pero era un mundo que se desconocía».
Ahora se está empezando a abrir camino y el éxito de las selecciones puede ayudar a que se vea más: «Lo que estamos haciendo lo veo como un empuje para las niñas que quieren jugar al fútbol, para que se atrevan. Se puede jugar al fútbol y se puede hacer bien. Yo cuando era pequeña no sabía si había equipos y ahora la selección hace que puedan vernos». Y que sepan que va a haber sacrificio en el camino, pero que se puede intentar. Lucía se relaja tocando el piano, que aprendió en clases particulares porque ya no podía estirar más el tiempo para hacer cosas. «El fútbol y el piano se complementan. Tocar el piano me ayuda a relajarme». En el vestuario lo que se escucha es reguetón, que es lo que les gusta a todas. Es Aitana la que se encarga de la música. El piano no da prioridad a Lucía. A ella, entre los entrenamientos, los partidos de fin de semana y los estudios, no le queda más espacio para hacer cosas. Estudia fisioterapia: «Lo he hecho para seguir ligada al deporte y al fútbol si se puede». Y eso, además, ayuda a que conozca mejor su cuerpo e intente evitar las lesiones. En un partido pidió el cambio por el riesgo que creía que estaba corriendo: «Las jugadoras nos conocemos y sabemos cuándo estamos bien y cuándo no», cuenta.
En la concentración puede hasta tener tiempo para aburrirse, en su día a día habitual, eso es un lujo: «Empiezo segundo de fisioterapia. La verdad es que al principio me costó coger ánimo. Voy por la mañana a la Universidad, por la tarde entrenó, y a dormir. Estudio por la noche, antes de dormir, porque las clases que tengo al día siguiente no son muy temprano».
Es un sacrificio: «Hay momentos en los que te agobias, pero me merece la pena. Estudio porque es lo que quiero hacer dentro de diez años». El fútbol empieza a estar mejor pagado, lo que no significa que esté bien pagada: «Cada vez se vive mejor, pero cuando se acabe el fútbol, tienes que tener algo para vivir». Eso ocurrirá dentro de mucho tiempo. A Lucía aún le quedan años de fútbol y, sobre todo, en primer lugar, lo que le queda es el encuentro de hoy contra Japón, la gran final. El miércoles por la tarde se fueron de turismo para intentar refrescar un poco la cabeza y pensar en otra cosa. Puede que también hayan visto alguna película para evitar los nervios. Nada de terror, por cierto. Ya han visto alguna y no todas lo pasaron bien.