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Villar, el hombre invisible

Villar, el hombre invisible
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Su enfrentamiento con los clubes y el CSD le ha convertido en una figura ausente en la gestión del fútbol.

La presidencia de Pablo Porta se hacía muy larga. Llevaba nueve años al frente de la Federación, a los que hay que añadir los ocho anteriores como vicepresidente. Diecisiete años manejando el fútbol español parecían demasiados y el Gobierno decidió limitar por decreto a dos mandatos, independientemente de su duración, la presidencia de las federaciones deportivas. El decreto «anti-Porta», como se llamó, se llevó por delante entre otros a Ernesto Segura de Luna, el presidente de la Federación de Baloncesto en Los Ángeles‘84, y trajo, entre otros, a Ángel María Villar. Con el mandato intermedio de José Luis Roca, Villar accedió a la presidencia de la Federación el 29 de julio de 1988. 27 años va a cumplir al mando del fútbol español gracias a que, cuando cumplía su segundo mandato, en 1996, el Gobierno derogó el decreto «anti-Porta». En 27 años Villar ha ganado un Mundial, dos Eurocopas, unos Juegos Olímpicos y varios campeonatos europeos de categorías inferiores, además del Mundial sub’20 de Nigeria en 1999. Ha ganado muchas veces y ha desaparecido muchas más.

En el comunicado oficial de la Federación que informaba de la decisión, ahora revocada, de suspender todas las competiciones del fútbol español a partir de ayer, se quejaba de no haber recibido el 4,55 por ciento de las quinielas que le corresponde. El Consejo Superior de Deportes afirma llevar un año buscándolo para que devuelva firmado el convenio de las quinielas. La decisión final del Consejo fue retirar la subvención de las quinielas después de varias cartas de su presidente, Miguel Cardenal, y ninguna respuesta de la Federación. Se lamenta también Villar de no haber recibido ni siquiera un borrador del real decreto-ley que regula la venta de los derechos audiovisuales de los clubes de fútbol. También quiso el CSD en el verano de 2014 informarle e involucrarle en las negociaciones para desarrollar el convenio. Otra vez sin respuesta.

No acudió tampoco Villar –ni ningún representante de la Federación– al acto de conciliación entre la AFE y la Liga ni a las reuniones posteriores en las que el Consejo Superior de Deportes ejercía de intermediario. Sólo después de que la Audiencia Nacional observara indicios de ilegalidad en la convocatoria de huelga de los futbolistas decidió anular el paro convocado por la Federación.

El presidente ha dejado al fútbol perdido e indefenso en situaciones como el asesinato de Jimmy, el hincha del Deportivo, en las cercanías del Calderón. La Liga de Fútbol Profesional intentó ponerse en contacto con algún miembro de la Federación que tuviera potestad para decretar la suspensión del partido. Cuando lo consiguieron, ya era demasiado tarde, el estadio estaba lleno y los equipos, preparados.

Tampoco acudió a las reuniones posteriores de la Comisión Antiviolencia. Delegó la representación de la Federación en Vicente Temprado, el presidente de la Territorial Madrileña. El argumento, razonable, es que era Temprado el representante federativo en la comisión y el que mejor conoce el asunto. Lo cierto es que Miguel Cardenal y Javier Tebas no son los representantes del CSD ni de la Liga de Fútbol Profesional en la Comisión, pero estuvieron presentes en las primeras reuniones.

Su enfrentamiento con la Liga y con el CSD pueden complicar el futuro de Villar al frente de la Federación. Tebas ya ha advertido de que preparará una candidatura alternativa. Pero él no se preocupa. «Los entrenadores sirven entre semana, en los partidos yo no les hacía caso», bromeaba con Vicente del Bosque en la tradicional cena navideña con los medios. Con el Gobierno y los clubes, hace lo mismo.