Economía
Escasez que agrava la crisis
Ya nos gustaría tener motivos para el optimismo en la recuperación económica, pero por desgracia las cosas no parecen apuntar en ese sentido. No sólo por los efectos derivados de la guerra, en lo que se refiere al agravamiento de los problemas generados por un posible corte del gas ruso (y el argelino en nuestro caso), sino también porque los confinamientos chinos van a provocar un nuevo caos en el transporte global, que afectará seguro al abastecimiento de materias primas e insumos en las primeras economías del mundo.
Parece interesante la reflexión que ha hecho en Bloomberg el presidente de la Fundación Rockefeller, Rajiv Shah, alertándonos de “una crisis alimentaria masiva e inmediata”, que “podría comenzar en los próximos seis meses”. Amén del problema de la saturación de los puertos chinos por las cuarentenas Covid, las interrupciones en el suministro mundial de fertilizantes causadas por la guerra en Ucrania tendrían un impacto «aún peor» en la crisis, reduciendo drásticamente los rendimientos de los cultivos en todo el mundo, y generando una tormenta perfecta por la suma del caos pandémico al caos energético del gas ruso y el caos por el corte en el avituallamiento de semillas desde Ucrania, el mayor granero del mundo.
También la directora gerente de Food Initiative de la Fundación Rockefeller, Sara Farley, se ha hecho eco del problema poniendo el acento en la necesidad de «rediseñar las cadenas de suministro” antes de que sea tarde.
La actual escasez, por tanto, no se va a superar sino que se va a agravar, afectando de manera inquietante a las redes globales tanto energéticas como alimentarias.
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