Economía

Rosell: «Todos los jóvenes desempleados dirían que sí a un "minijob"»

PRESIDENTE DE LA CEOE

Rosell: «Todos los jóvenes desempleados dirían que sí a un "minijob"»
Rosell: «Todos los jóvenes desempleados dirían que sí a un "minijob"»larazon

No cree en fórmulas mágicas, pero sí en que se están poniendo los cimientos de la recuperación.

–Deme una buena noticia...

–Las cosas no se consiguen por arte de magia. Llevamos treinta reformas. La gran reforma es la de la Administración. Un país que tiene un gasto público del 46-47% del PIB, que es la primera empresa de España, tiene que reestructurar ese gasto. Hay un montón de cosas que se pueden hacer. No nos damos cuenta de que el coste de la maraña administrativa que tenemos de leyes nos cuesta tres puntos y medio, y en los países del norte de Europa, un punto y medio. Empezamos cada año con dos puntos menos de PIB.

–¿Sobran leyes?

–Producimos al año 13.000 leyes: 3.000 estatales y 10.000 autonómicas, sin contar las que producen los ayuntamientos. Eso es inaguantable y tiene un coste brutal. Y no hacemos nada para cambiarlo.

–La ley de unidad de mercado pretende paliar eso.

–Sí. Pero tenemos leyes muy antiguas, que no se van modificando y en cambio cambiamos entre 50 y 60 veces el IRPF, ahora que las autonomías pueden hacer alguna cosa. Estamos provocando un galimatías legal en cuanto a impuestos que tiene un coste brutal y no produce ningún beneficio. Por eso lo que hay que pedir es que se hagan leyes para cuatro años y no se toquen cada año. Eso se puede cortar por lo sano con un acuerdo entre los partidos de que no se va a legislar en según qué temas más de lo necesario. Este país es demasiado complicado en todo. Hagámoslo todo más fácil y será todo más barato.

–Eso implica centralizar la legislación.

–No es eso. Quien tenga que legislar debería hacerlo una vez cada cuatro años.

–¿De manera unificada?

–Claro.

–Entonces tendría que ser la Administración central.

–No. Si hay un impuesto cedido a los territorios, que legislen pero una sola vez para cuatro años. Luego hay legislación tan pequeñita, de detalle, que estaría bien que se hiciera de forma centralizada. Pero no a nivel español, sino europeo.

–Pide reducir más la grasa del Estado, pero el Gobierno afirma que dos tercios de la reducción del déficit vienen de ahí. ¿Hay que hacer más?

–Lo que pasa es que no nos pusimos las pilas ante la crisis hasta 2011. Ése es el problema. Que hemos tenido una desviación del déficit increíble. Si miramos los Presupuestos Generales del Estado de 2009, 2010, 2011 y 2012, prácticamente no habido reducción de gasto. Cuando instalamos un gasto después no lo quita nadie. Ha habido contención del gasto desde 2012, pero entre 2000 y 2009 hubo unos crecimientos del 70% en los gastos, en Sanidad y Educación. Después ha habido una rebaja del 30%. Sí, pero hay que mirar al origen.

–¿Sobran funcionarios?

–Hay que ver para qué están. No podemos crear duplicidades. Lo que no puede ser es que haya organismos que tengan el mismo número de funcionarios que hace 20 años cuando las tecnologías han evolucionado. Por ejemplo, en el BOE. La Administración tiene que ir a presupuestos de base cero. Como en las empresas, donde de vez en cuando reducimos, fusionamos o cerramos departamentos. En la Administración, no hay manera. Nada se puede fusionar, parece que todo es inamovible y que nada se puede cambiar.

–Las empresas también arrastran una deuda enorme.

–El endeudamiento de empresas y familias entre 2000 y 2008 se multiplicó por dos. Pero desde 2008 ha habido un desapalancamiento por encima del 11-12%. Se ha empezado a ahorrar y a desinvertir. Por contra, el Estado, que venía de un endeudamiento muy bajo, del 36% del PIB en 2006-2007, se puso a hacer todo lo contrario.

Los sindicatos aseguran que las empresas españolas no aportan a Hacienda todo lo que deberían. ¿Es así?

-En 2007, las empresas pagaron 44.823 millones. No me invento la cifra. Más o menos como las francesas. En aquel momento estaban pagando muchos impuestos. Este año se va a reducir a menos de la mitad. ¿Por qué? Porque hay más empresas españolas en pérdidas que en beneficios.

–Les piden que abonen un punto más por cada cotizante a la Seguridad Social para salvar las pensiones. ¿Están dispuestos?

–El Gobierno se comprometió con Bruselas a reducir dos puntos las cotizaciones. Porque en España pagamos más que el resto de Europa. No se ha hecho. ¿Usted ha visto que hayamos hecho alguna manifestación? Estamos contribuyendo a que los ingresos no se derrumben.

–Y los sindicatos piden un punto más...

–Los sindicatos pedían un incremento del IRPF. El Gobierno les ha hecho caso. Pedían una reducción de las bonificaciones al Impuesto de Sociedades y el Gobierno ha hecho caso... Los sindicatos son insaciables en cuanto al gasto, pero no hay manera de que nos digan cómo reducir. Su única salvación es el incremento del gasto.

–¿Se sienten defraudados?

–El paciente está abierto en canal y no tiene una sino muchas enfermedades. El Gobierno está haciendo reformas de peso, pero le pedimos que se atreva a hacer más en menos tiempo. Menos legislación y mejor.

–Entonces sobran legisladores.

–Puede. Hay unos 2.000 políticos elegidos y unos 65.000 en ayuntamientos, aunque muchos lo hacen por amor al arte. Se podrían reducir los parlamentos. Seguro.

–¿Hay margen de sacrificio empresarial?

–Estamos haciendo sacrificios importantísimos. Por eso hay tan pocas empresas en beneficios. Sólo hay un dato económico positivo y que va a más: la exportación. Hemos llegado al 23% de PIB en cuanto a bienes. Si sumásemos bienes y servicios tendríamos que subir diez puntos más. Es un dato muy importante. El año pasado hubo un incremento del 4% y este año, los dos primeros meses, hemos subido un 5%. Y no sólo en los sectores tradicionales, como el automóvil. La alimentación es uno de ellos. Espectacular. La química, los bienes de equipo... Es un tema de futuro.

–Algunos informes apuntan a que España podría convertirse, por esta vía, en la próxima Alemania. ¿Es una locura?

–Lo que está claro es que hay que ir al mercado exterior y que estamos teniendo éxitos. Además, está el «stock» de inversión española en el exterior, que es más del 50%, más que Italia. Que este año tengamos 130.000 empresas españolas exportando es un dato tremendamente positivo.

–¿Qué hace falta para crear empleo?

–No esperar a hacer reformas cuando el paciente está clínicamente muerto sino cuando está vivo. Alemania hizo las reformas en 2003 y cuando llegó la crisis no tuvieron que despedir y se establecieron mecanismos de reestructuración que mantenían los puestos de trabajo y durante el tiempo sin trabajo se hacía formación. Aquí la legislación laboral lo impide y, cuando te caen las ventas, no tienes más remedio que despedir. Eso no es lógico. Tenemos que seguir modernizando la legislación y adaptarnos a la realidad. Es lo mejor para todos. Es irracional pedir que una empresa mantenga el número de trabajadores cuando sus ventas han caído a la mitad.

–¿Por qué no se contratan jóvenes? Tenemos la generación mejor formada.

–Las estadísticas dicen eso, pero... la realidad, no lo sé. Cuando las empresas no crecen es imposible contratar. Para contratar a jóvenes hay que crear más empresas.

La gente buena se está marchando.

–Tampoco tanto. Son leyendas urbanas.

–¿Siguen apostando por los «minijobs» de 400 euros?

–En Alemania hay 4,6 millones de personas haciendo eso porque han preferido trabajar 20 horas a la semana que no trabajar.

–¿Cree que los jóvenes españoles no quieren trabajar?

–Ni mucho menos. Es que no se les ha dado la posibilidad de los «minijobs». Todo el mundo diría que sí, estoy seguro.

–¿Desincentiva la búsqueda de empleo la red de protección estatal?

–En 2000, las prestaciones por desempleo eran de 8.000 millones y ahora son de 30.000. Hay cosas que se podrían recortar. Como que cuando te despiden, la indemnización no tributa. Y además te dan la posibilidad de cobrar el paro durante dos años. Eso es una barbaridad. Ahí tiene un recorte.

–¿Se nota la contención salarial?

–Sí. En 2008 y 2009, los salarios crecían dos puntos por encima del IPC y la gente de fuera nos decía que si estábamos locos. Les explicábamos que aquí los convenios son inflexibles. Es cierto que en 2012 hemos firmado un acuerdo con los sindicatos para no pasarnos del 0,5-0,6%. Y eso es muy bueno y ha dado un golpe de efecto internacional.

–¿Hay que ajustarlos más?

–Hay que adaptarse. Cuando las cosas van bien se pueden subir los salarios, pero cuando van mal hay que bajarlos.

–¿Han congelado ustedes los salarios?

–Se han reducido desde hace dos años y se está adelgazando la estructura. Somos como una empresa. Si nuestros socios tienen problemas, nosotros también. Nos estamos adaptando. No somos una organización extraterrestre.

–Hay presidentes de patronales que cobran más que un ministro.

–En nuestra auditoría está contemplado mi sueldo, que es cero. Hay patronales que deciden que su presidente sea presidente ejecutivo. Yo tengo la ventaja de que tengo mis empresas y a final de mes me pagan.

–¿Nos creemos que en 30 días la Administración va a pagar siempre sus deudas?

–La mejor medida que ha tomado este Gobierno es el Plan de Pago a Proveedores que llegó a más de 130.000 empresas y autónomos. Si el Estado incumple, lo haremos todos. Pero no sólo el Estado, todos debemos pagar en plazo porque da credibilidad al país.

–¿Cuándo van a soltar crédito los bancos?

–El negocio de los bancos es dar crédito. Es una cuestión de confianza. Hemos pedido aportaciones del ICO y flexibilidades en cuanto a pagos de crédito de empresas que han hecho inversión industrial. Hacen falta empresas solventes y, desgraciadamente, no todas las empresas españolas tienen unos índices de solvencia que quisiéramos.