Editoriales
Empate técnico entre el PP y el PSOE
Los sondeos dan cuenta de un crecimiento sostenido de las expectativas electorales de Pablo Casado, que, sin embargo, todavía no consigue recuperar a los votantes que se fueron a VOX
De celebrarse hoy las elecciones, las urnas arrojarían un empate técnico entre el PSOE y el PP que, según cómo jugaran los restos electorales en la Ley D´Hont, podría situar a los populares con un escaño más sobre los socialistas. Al menos, así se desprende de los resultados del sondeo que ha elaborado «NC Report» para LA RAZÓN, que hoy publicamos. Una primera conclusión, por demás evidente, es que la errática gestión de la crisis sanitaria está pasando factura al partido del Gobierno y, en menor medida, a sus socios de coalición, que perderían, en conjunto, más de un millón de votos, buena parte de ellos con destino a una abstención creciente. Que ese desapego se produzca cuando apenas han transcurrido seis meses de las últimas elecciones generales puede deberse, ciertamente, a las circunstancias extraordinarias actuales, pero, también, porque entre parte del electorado de la izquierda de ámbito nacional se ha instalado una sensación de desánimo, de falta de referentes políticos, que explica que no haya prácticamente trasvase de votos entre las diferentes formaciones que representan ese sector de la población.
Con un factor que, creemos, es bastante significativo del posicionamiento ideológico de los votantes socialistas en la era de Pedro Sánchez, puesto que apenas un 1,5 por ciento contempla la posibilidad de votar a un partido, como Ciudadanos, que se reclama de centro. Respecto al Partido Popular, esta encuesta, como la inmediatamente anterior, detecta el crecimiento sostenido de la formación que lidera Pablo Casado, pero, en su mayor parte, se puede atribuir a la caída sensible de las expectativas de Cs, que perdería medio millón de votos, cedidos en su mayor parte a los populares, pero también a VOX, tal vez porque el trabajo de campo del sondeo se realizó cuando los encuestados ya conocían que la líder del partido naranja, Inés Arrimadas, había facilitado con su apoyo una nueva prórroga del estado de alarma, ofreciendo, de paso, una salida airosa a los socios separatistas del Gobierno.
En este sentido, y aunque los datos de Casado son buenos objetivamente –se quedaría a un punto porcentual del PSOE y pasaría de los 89 escaños actuales a unos probables 109 diputados, por un máximo de 110 diputados socialistas–, lo cierto es que no consigue recuperar a los antiguos votantes que se marcharon a VOX. El partido de Santiago Abascal, con su oposición frontal al Gobierno, pierde votos, unos 300.000, en un escenario, no hay que olvidarlo, de menor participación –la abstención declarada sube un cuatro por ciento, con un millón y medio menos de electores–, pero resiste en general. De hecho, los apoyos que cedería al PP, según el sondeo, los compensa en parte por los que recibe de Ciudadanos. Aún así, podría perder hasta tres escaños, los mismos que se dejaría Pablo Iglesias, por citar a los dos extremos del arco parlamentario. Es evidente que la fractura producida en el centro derecha español está lejos de verse soldada, lo que supone un problema mayor.
Es así, porque mientras la izquierda desciende en votos y escaños, los partidos nacionalistas vascos y catalanes no sufren desgaste alguno, por lo menos que recoja nuestra encuesta, e, incluso, mejorarían en la suma de escaños. Volverían a ser, pues, determinantes en la formación de un gobierno presidido por Pedro Sánchez. En cualquier caso, y a expensas de la evolución de la crisis económica y social del coronavirus, que podría llevar a una ruptura de la actual coalición de gobierno, a poco que haya que afrontar medidas de ajuste o de reducción del gasto público, se mantendrían la fragmentación parlamentaria y la inestabilidad política que lleva en sí misma la alianza de la moción de censura que tumbó el Gobierno de Rajoy y, luego, obligó a convocar nuevas elecciones.
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