El Euroblog
Borrón y cuenta nueva en las relaciones transatlánticas
Durante su primera gira europea, Barack Obama ha exhibido el nuevo talante que el Gobierno de EE UU tendrá con sus aliados europeos. Para el recuerdo quedan aquellas divisiones entre la "vieja"y la "nueva"Europa que utilizaba el ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld, para referirse a los países que rechazaban o apoyaban la invasión de Irak en 2003. Del unilateralismo de Bush se ha pasado al multilateralismo de Obama, en el que caben todos, incluso el régimen iraní para pacificar Afganistán.
La Administración demócrata no sólo no desprecia a la Unión Europea, sino que defiende su integración, especialmente en materia de defensa. Según Obama, Estados Unidos necesita a Europa para resolver los problemas en el mundo y por eso debemos trabajar juntos para hallar soluciones a las crisis económica, combatir el cambio climático, vencer a los talibanes en Afganistán o cerrar la prisión de Guantánamo. "Creo en una UE fuerte porque será un socio más fuerte", resaltó en Praga el inquilino de la Casa Blanca.
Europa, víctima de la "Obamamanía"desde la gira que el entonces candidato demócrata llevó a cabo en junio pasado, ha acogido muy favorablemente la nueva actitud de la Administración estadounidense. Los países europeos ofrecieron en la Cumbre de la OTAN en Estrasburgo 5.000 nuevos soldados para la misión en Afganistán, aunque 3.000 sólo permanecerán para garantizar el proceso electoral del próximo verano.
Pero Obama no quiere sólo buenas palabras. También quiere hechos. Entre otras demandas, el presidente de EE UU reclama a los Veintisiete que le ayuden a cerrar Guantánamo en 2010 acogiendo a algunos presos. Algo a lo que, por ahora, sólo están dispuestos Portugal, España y Francia. Obama también pide a la UE que abra sus puertas a Turquía como gesto al mundo musulmán. De nuevo esta petición choca con la división de una UE que, aunque aún no sabe qué hacer con el eterno candidato euroasiático, no ve con buenos ojos que Washington se inmiscuya en sus asuntos internos.
Precisamente, a España le tocará organizar durante su Presidencia comunitaria -del primer semestre de 2010 la nueva reunión UE-EE UU. Para entonces, resulta esencial que, para el bien de las relaciones transatlánticas, Europa pueda presentar una posición común a su socio norteamericano. Porque ahora ya no está George W. Bush en la Casa Blanca para justificar nuestras propias debilidades.
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