Política
La pólvora del rey
Tras la investidura, el espectáculo no ha hecho más que comenzar, y aclara muy bien que Sánchez dijera que no podría dormir tranquilo con Iglesias en el Gobierno. Es evidente que su unión no es «fruto del amor» precisamente, sino de la mutua necesidad de supervivencia pues, de haber tenido que ir a unas terceras elecciones, ambos habrían estado ante su más que previsible retirada forzosa. Ahora tendremos una coalición de gobiernos más que un Gobierno de coalición. De momento, ya vamos comprobando su sentido de Estado y lealtad institucional: antes de la investidura, Podemos ya había filtrado su minigobierno, algo quizá normal en otras latitudes políticas, pero no aquí. La réplica de Sánchez también ha sido rápida, nombrando cuatro vicepresidencias para diluir la de Iglesias. Por lo que parece, constituirá también cerca de veinte ministerios, cuando con la derecha constatamos que se podía gobernar con una vicepresidencia y trece ministerios. Total, «el dinero no es de nadie», como dijo la Sra. Calvo. El dinero público sale de los impuestos de ciudadanos y empresas, por lo que sí que tiene dueño o, al, menos, «paganos». El mensaje que están trasladando a la sociedad, es lamentable: ni austeridad, ni control del gasto, sino todo lo contrario. El guion se repite: ellos desquician las cuentas públicas mientras –eso sí– «transforman la sociedad». Ya vendrá luego la derecha para sanear la economía. Son muy republicanos, pero les gusta «disparar con pólvora del rey».
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