Escarnio a España

No hay palabras para definir ni explicar el escarnio de ayer en el Parlament de Cataluña, con los dirigentes políticos juzgados y condenados por el TS, protagonizando una auténtica sesión parlamentaria de apología de los delitos cometidos y afirmando que los repetirán. Vivimos instalados en el surrealismo y el despropósito continuado desde que Sánchez se encuentra al frente del Gobierno, tras ser aupado por el «bloque de la moción», en palabras de Iglesias –actual Vicepresidente en pago por los servicios prestados–. Pero el climax llegó ayer. La coartada fue haber sido citados por la Comisión creada en el Parlament para analizar la aplicación del artículo 155 realizada por el Gobierno de Rajoy.

El Estado de Derecho, por medio del TS, los juzgó y condenó, y –supuestamente– cumplen condena en prisión. Ahora, a la presunta independiente República catalana se le permite juzgar al Estado español y mofarse de él en su cara, trayendo a los reos de sedición para homenajearles en sede parlamentaria. Todo lo que sucede es posible porque estamos instalados en una sociedad que no distingue el bien del mal, ni la verdad de la mentira, con Sánchez y el «bloque de la censura» al mando de los resortes del Estado pilotado, nada menos, que por los que atentaron contra él desde las instituciones de autogobierno creadas por la Constitución española.

O el Estado de Derecho acaba con esta situación, o esta situación acaba con el Estado.