El Rey ante el virus

La anunciada y oportuna comparecencia del Rey anoche por tv para dirigir un mensaje a la Nación era esperada con expectación. La Corona es una institución profundamente arraigada en nuestra historia patria y actualmente constituye la piedra angular de nuestro edificio constitucional. Desde el comienzo de su reinado, es la segunda vez que Felipe VI comparece ante los españoles en circunstancias graves. La primera fue aquel dramático 3 de octubre, en pleno desvarío separatista en Cataluña, cuando trasladó un mensaje de confianza a los españoles que padecíamos una situación de profunda preocupación. Vivido desde Barcelona, puedo expresar lo que aquello significó para al menos la mitad de la población catalana, y que provocó como respuesta días después una ya histórica manifestación en las calles como jamas se habría podido imaginar.

Ayer el Rey expresó su confianza en los magníficos profesionales de nuestro sistema nacional de salud, que son nuestra «primera línea de defensa» frente a la pandemia, y su confianza en que «este virus no nos vencerá» y recuperaremos «más bien pronto que tarde la normalidad de nuestra convivencia». Mientras, la cacerolada de los separatistas ponía de manifiesto que ellos no han olvidado aquel mensaje y que «su virus» quizá no mate el cuerpo, pero sí lo ha hecho con la convivencia. Ahora la preocupación es de origen muy distinto, pero no menor. Y otra vez Felipe VI ha estado en su lugar constitucional transmitiendo confianza a los españoles.