Malversación

Hasta el rabo, todo es toro

La situación es tal que en ERC no descartan no presentar esta enmienda en la reforma del Código Penal y buscar otras vías parlamentarias como una proposición de ley

El portavoz parlamentario de ERC, Gabriel Rufián, pasa junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso
El portavoz parlamentario de ERC, Gabriel Rufián, pasa junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el CongresoBallesterosAgencia EFE

«No he visto ningún documento y es una cuestión penalmente delicada y con un debate político muy enfangado. Si hay una reforma tiene que ser muy quirúrgica y bien orientada a que no sea que la corrupción no esté penada». Esto lo decía ayer en «La Vanguardia» la consellera de Justicia de la Generalitat de Catalunya, Gemma Ubasart. La responsable de Justicia proviene del espacio de los Comunes y fue la primera secretaria general de Podemos en Catalunya, aunque llevaba tiempo alejada de sus antiguos compañeros cuando llegó al Govern de Aragonés. Sus palabras no dejan duda. La máxima responsable del Govern no ha visto ninguna propuesta de ERC y advierte de las aguas cenagosas que se avecinan si la malversación se convierte en sinónimo de no corrupción.

A pesar de estas sensaciones ERC sigue intentando convencer al PSOE de la necesidad de llegar a un acuerdo sobre la reforma de la malversación. El viernes es la fecha tope para presentar esta enmienda en la reforma que deroga el delito de sedición y lo convierte en un delito de desórdenes públicos agravados. Sobre esta cuestión parece que socialistas y republicanos han llegado a un acuerdo. Sobre la malversación no porque los socialistas no rompen la negociación, pero no ceden a los planteamientos de los republicanos.

ERC, ciertamente, está muy sola en esta cuestión. Ni socialistas, con algunos barones muy incómodos, ni Podemos, ni PNV, ni Más País, ni Compromís ven con buenos ojos que la malversación tenga excepciones, porque para todos ellos malversación es corrupción, y la anticorrupción es la bandera de la izquierda como se demostró en la moción de censura de 2018.

La actitud de los socialistas está haciendo mella en las filas republicanas. Lo dice la consellera de Justicia en público, reconociendo la dificultad de establecer unos criterios para evitar que «la corrupción no esté penada». Y lo dicen en privado dirigentes del partido conscientes de que el PSOE «ya ha cedido bastante en el tema de la sedición y ahora se quiere cobrar esta cesión no cediendo en malversación». La situación es tal que en ERC no descartan no presentar esta enmienda en la reforma del Código Penal y buscar otras vías parlamentarias como una proposición de ley dado el bloqueo de las conversaciones con el Gobierno y el PSOE. El viernes se antoja como una fecha en la que será imposible alcanzar un consenso mínimo y la proposición de ley, como en el rubgy, es una patada a seguir para ganar tiempo. Eso sí, los republicanos puntualizan que, hoy por hoy, la opción es la enmienda.

En el PSOE saben que esta reforma es inasumible, pero la última palabra la tendrá Pedro Sánchez. Hoy en los corrillos del Día de la Constitución ya les digo que los periodistas torpedearán al presidente con toda una batería de preguntas para saber cuál es su posición, porque no parece que haya acuerdos pero nadie se ha levantado de unas negociaciones de las que conocemos la forma, todos coinciden en que no van bien, pero desconocemos el fondo que no es otro que saber el contenido del documento que ha presentado, o debía haber presentado, ERC. Algunas fuentes dicen que tal documento no existe y debe ser tan secreto que ni la consejera de Justicia de la Generalitat lo ha visto.

El presidente del Gobierno sabe que la reforma del delito de sedición ha concitado una mayoría. La reforma de la malversación no lo ha hecho. De hecho ERC está en la máxima soledad pero afrontan empecinados la situación «seguimos en ello», dicen. Y como Pedro Sánchez lo sabe está achicándoles espacios y evitando algún incendio interno. No debemos olvidar que la repercusión de una modificación de la malversación abriría carpetas de Gürtel o de los ERE lo que podría provocar una tormenta política de imprevisibles consecuencias por los desmarques entre la mayoría de investidura. Hoy no hay acuerdo pero hasta el viernes hay tiempo negociador y, como siempre, «hasta el rabo, todo es toro».