El desafío independentista

Comín, ¿todavía franquista?

No hubo tertulias ni los programas habituales y dejaron a un bloque de noticias que repetía cada 30 minutos las palabras del ex conseller en la manifestación de Bruselas.

Comín, ¿todavía franquista?
Comín, ¿todavía franquista?larazon

No hubo tertulias ni los programas habituales y dejaron a un bloque de noticias que repetía cada 30 minutos las palabras del ex conseller en la manifestación de Bruselas.

En el cuarto día de campaña, TV3 nos despertó a todos los catalanes con la frase «Sois unos franquistas» emitida a gritos. Pero vamos a ver, ¿no era Europa quién tenía que despertar según ellos? ¿Por qué no nos dejan levantarnos tarde a los catalanes, en un día de fiesta, en lugar de gritarnos titulares? No hubo tertulias, ni los programas habituales, y dejaron a los becarios repitiendo cíclicamente, por los dos canales regionales, un bloque de noticias de treinta minutos. Por eso, durante la primera mitad de la mañana, se repitió cada media hora el eslogan «Son unos franquistas» vociferado con cajas destempladas por Toni Comín. Por lo visto, lo había pronunciado anteayer en Bruselas entre grandes muestras de desequilibrio nervioso. Cabe preguntar a quien se refería concretamente. ¿A Rajoy? ¿A Iceta? ¿A Coscubiela? ¿A Frans Timmermans? ¿A Arrimadas? ¿A la Unión Europea? ¿A France Football por darle el balón de oro a Cristiano? ¿A todos juntos?

Ya se vio en el debate de Ana Pastor que Comín no es lo más demócrata ni dialogante del mundo. No escuchaba, ni dejaba hablar a los demás, y solo recitaba su monólogo a toda velocidad y a piñón para autoconvencerse. Se gritaba a sí mismo que su fracaso no era por torpeza sino culpa de los demás. Ver a un tipo autovociferándose siempre es cosa inolvidable. ¿De verdad que el nacionalismo no puede encontrar entre sus filas como interlocutor nada mejor que el perfil de loco aullador? Su histerismo recuerda los berrinches que se cogía Blas Piñar en la transición, cuando la realidad y el resto de sus compatriotas no hacían lo que él quería.

Yo comprendo que, por edad, los jóvenes votantes independentistas no tuvieron ocasión de ver en acción a los políticos del último franquismo. Pero quienes, cuando éramos pequeños, sí que pudimos presenciar como eran, constatamos una paradoja formidable. Y es que, si los independentistas detestan tanto al franquismo como dicen, ¿por qué se parecen cada día más en modos y maneras a sus próceres? No solo es el parecido retórico de Comín con Blas Piñar. Es también innegable que Jordi Turull habla, se viste e incluso escoge unas gafas parecidas a las que usaba Laureano López Rodo, el ministro del movimiento. Por su parte, Jordi Tardà cuida su bigote y da forma con mimo a ceño y melena, de una manera que recuerda notablemente a Girón de Velasco, el león de Fuengirola. Hasta se expresa con un tono mandón, despreciativo y contundente casi exacto al que usaba el preboste franquista. Si tanto los odian, ¿por qué les imitan?

Como era fiesta, y hasta que los palestinos no empezaron a tirar piedras no hubo novedades, TV3 puso de noticia su propia página web, con un pantallazo algo cutre, animándonos a que entráramos. Era como los niños cuando enseñan con orgullo sus trabajos manuales en el colegio. Lo mejor, el titular destacado de una muchacha redondita y algo buenaza describiendo su viaje a Bruselas, sin darse cuenta de lo raro que sonaba. Con el tono de Laura Ingalls en «La casa de la pradera» decía: «Intenso, bonito, pleno». ¿Manifestación o coito?

Sin embargo, no nos despistemos con los adjetivos: en un par de días, cuando vuelvan los directivos de esquiar en la Cerdaña, empezará lo fuerte.